Tony Molteni en el ciclo "La otra pregunta" aseguró que “el rock debe revolucionarse"
El líder de Karma Sudaca, una de las bandas tucumanas de rock más importantes, pasó por el programa de LG Play. Habló de sus orígenes, las influencias que lo marcaron, los primeros tiempos de la banda que lo consagró y analizó la realidad de la movida rockera en la provincia.
Considera a los músicos que lo acompañan en Karma Sudaca como su familia. No puede, ni quiere dejar de lado a sus amigos y compañeros de ruta, Fabián “Colo” Vernieri, José “Calavera” Maidana y Adolfo “Cacho” Palomino. Ellos son parte suya siempre. Por eso, cuando se le propone a Tony Molteni una entrevista lo primero que pregunta es si va con sus amigos. Cuando llega al diario, y se le pide un pequeño fragmento a capella entona “Buscándote en las sombras”, y se los dedica a ellos. E incluso, cuando comienza la entrevista, se le plantea el juego de decidir de qué banda preferiría ser frontman entre The Beatles y The Rolling Stones, elige a los de Liverpool, pero aclara que hoy no dejaría por nada del mundo a Karma. Ni por estar al frente de los cuatro fantásticos.
Desde hace casi 25 años, “Karma” forjó una carrera sólida, que incluso trascendió las fronteras de la provincia y se transformó en un pilar del rock tucumano. Y Tony y sus hermanos están orgullosos de eso, aunque nada fue fácil. Y el cantante relata su historia, que ya está unida para siempre a la de la música de la provincia.
“Yo nací en La Plata. Mis viejos eran de ahí. Pero nunca viví en La Plata. Pasé por Junín, después por Santiago del Estero y finalmente llegué a Tucumán con ocho años. Y no me fui más. Y me encanta Tucumán”.
- ¿Qué música se escuchaba en tu casa?
- De todo. Mi papá era mucho del tango y de los boleros. Y mi a mi madre le gustaba de todo. Mi viejo tocaba muy bien el piano y ella lo escuchaba. A mí me gusta mucho el tango, pero lo que más me quedó grabado fue el folclore. Algo raro ya que en mi casa no se escuchaba folclore, no era una música a la cual yo estuviera emparentado. Pero lo primero que escuché y que me voló la cabeza fue Led Zeppelin, a lo que llegué de casualidad. Con esos compañeros de escuelas que me hicieron escuchar. Me taladró el cerebro. Debo haber tenido unos 12 años. Y desde entonces dije: esto quiero escuchar.
- ¿Aprendiste a tocar el piano con tu papá?
- Sí, pero después fui al conservatorio. Mi papá era un gran cantante, un gran pianista que nunca fue. Tenía un oído tremendo. Una vez llevé un disco de Four Non Blondes y lo escuché. Y a mi papá le gustó, y se sentó en el piano y en 20 minutos lo sacaba a la perfección. Pero siempre se dedicó a la ingeniería y no a la música.
- ¿Cómo nace el Tony cantante?
- Siempre me gustó. Cantaba con mis hermanas en mi casa. Cuando terminé la primaria cantaba en los fogones, lo que sea. Cuando entro al Técnico conozco a un par de compañeros que tocaban bien la guitarra, yo cantaba y así fue como de pronto tuvimos una banda. Una banda muy especial: teníamos cinco guitarristas. No había nadie que quisiera tocar el bajo. Yo tocaba el teclado. Y actuamos en una semana, y fue debut y despedida. Pero la pasamos muy bien. Nadie más nos quiso ver (risas).
- Hay muchas historias de bandas de rock nacidas a partir de compañeros de colegio. Pero no fue eso lo que pasó con Karma…
- Es lo más raro que hay. Muchos amigos se juntan en una casa, o en una pieza, comienzan a componer y terminan teniendo una banda, como fueron mis dos primeras bandas. Pero Karma fue al revés. Estábamos en un bar y de golpe se armó una zapada. Había varios instrumentos y de golpe...
...subimos a tocar, coincidimos los cuatro y a nosotros nos pareció impresionante. Fue una comunión, algo mágico, había química. Hicimos un tema que ni me acordaba. Y fue muy bueno. Y después nos volvimos a juntar, probamos y no nos separamos más. Y llevamos 23 años. Mucho tiempo juntos. Los veo más a ellos que a mi familia. Son mis hermanos, mis mejores amigos.
- ¿Cuál fue el primer recital que fuiste a ver?
- No me olvido más. Fue Juan Carlos Baglietto presentando “Era en abril”, en Caja Popular. Era una banda tremenda. Me mandan de guardabosques de mi hermana, que iba con las amigas. Y me voló la cabeza. Y ahí fue cuando dije: esto es lo mío. No era la música que más me gustaba, Baglietto era un animal arriba del escenario. Pero me di cuenta que quería ser eso. Y después vi muchos recitales impresionantes. En el Cosquín Rock haberlo visto a Spinetta arriba del escenario, a La Renga, a Divididos…
- ¿Cómo es tu visión, tu sentimiento cuando te subís al escenario y ves al público?
- Es hermoso, es una emoción única, con mucho miedo. Tocás el primer tema y cerrás los ojos esperando que te aplaudan. Y ahí ya sabés qué va a pasar, cómo sigue. Es un ida y vuelta. Arriba del escenario uno es transparente, intento despojarme de todo, transmitir todo lo que tengo para decir con mi música.
- En épocas como estas, con tantos movimientos sociales, ¿el rock sigue siendo un instrumento de revolución, de protesta?
- El rock debe ser así, no hay otra salida. Luca Prodan decía que el rock es el grano en el culo de la sociedad. Cuando más al norte o más al sur te vayas, las bandas más características de esas ciudades son las más fuertes, las más heavy, las más trash. Y tiene mucho que ver que es el grito del que más necesita, de oprimido. Igualmente creo que el rock debe aggionarse a los tiempos que vivimos y revolucionarse siempre. Hay un montón de derechos y libertades nuevas por los cuales debemos expresarnos, debemos tocar, y debemos pelear, ir al frente. El rock está subiendo y tiene que ver con lo que estamos viviendo. Aumenta la crisis y el rock tiene que salir más fuerte. Es ese grito de revolución por la revolución misma. A mí me parece, y tómenlo como que lo digo yo y no que sea la verdad, que uno de los grandes momentos del rock y del arte en Tucumán fue cuando Bussi ganó las elecciones. Y no se asusten. Hubo un movimiento al que le pareció horrible que en plena democracia Bussi haya sido elegido por el pueblo. Nos dolió el alma. Nos tocaron en lo más profundo. Y fue en ese momento cuando se hicieron más festivales. Y había bandas de todos los estilos, con muchísimos artistas. Apareció un enorme movimiento cultural, y sobre todo del rock, que fue exponencial. Montábamos un escenario frente a Casa de Gobierno y cantábamos en protesta de que ese tipo estuviera ahí. Y comenzaron a salir un montón de lugares, un movimiento ante una profunda crisis social, un golpe durísimo a una sociedad que fue elegido por las urnas. Con gente que trabajó mucho, como los chicos de HIJOS, que siempre estuvieron en la pelea. Tratábamos de que la gente ejercitara la memoria para que no volviera a cometerse el mismo error. Y por suerte no se cometió.
- ¿Cómo ves el rock tucumano hoy?
- A nivel artístico, Tucumán vive un paraíso. Estuve en el Limón Rock, con 23 bandas, sólo tres de afuera. Una cosa impresionante, me encantó. Todas bandas buenísimas. Recuperamos una plaza festivalera. A nivel gente, están ansiosos para que aquello vuelva. Pero generar todo eso es muy difícil. Para una banda que recién comienza, no hay infraestructura a pesar de todos los gastos que conlleva. Cuando escucho una banda que me suena fresca, me encanta. Y cuando escucho una banda que suena “arriba, vamos”, también me vuela la cabeza. No hay una verdad absoluta.
- ¿Cómo se financia hoy una banda de rock?
- A todos les recomiendo que graben un disco si pueden, pero es como la tarjeta de presentación de un ingeniero. Se lo entregás al otro. Se venden discos en los show; en las disquerías se venden más electrodomésticos que discos. Pero hay herramientas, como internet, con las que debemos aggiornarnos. Si no, nos quedamos mucho. Así lo concebíamos, pero ya no es así. Me dicen: “che hay un montón de gente que te pregunta por Facebook” y yo me tengo que sentar y responder. Esta herramienta nos iguala a todos. Yo hoy tengo esa herramienta, al igual que U2 u otra banda. Y debemos aprender a usarla. Nos igualó a nivel de grabaciones. Antes se escuchaba distinto. Ahora grabás para que te escuchen por el celular. Son cosas distintas, muy distintas. Pero ahora es mucho más barato. Y podés armar el estudio en tu casa, y sonar igual que cualquiera.
- Hace poco a Paul McCartney le preguntaron cómo hacía un tipo de 70 años para tener tanta vitalidad. Y contestó la frase máxima: “sexo, drogas y rock and roll”. ¿Es tan así?
- No, no creo que sean tan así. Igual creo que a Keith Richard la ciencia tarde o temprano lo va a tener que estudiar. Creo que en este mundo tenemos que ser laburantes ante todo, responsables de un montón de cosas. Es muy loco rebajar nuestra música a sexo, drogas y rock and roll. Hay mucho más, una cuestión de actitud que no es negociable. Y hacerlo con alegría. Queremos subir a un escenario y tocar lo que nos gusta. Eso es el rock.
El líder de Karma Sudaca, una de las bandas tucumanas de rock más importantes, pasó por el ciclo “La otra pregunta. Habló de sus orígenes, las influencias que lo marcaron, los primeros tiempos de la banda que lo consagró y analizó la realidad de la movida rockera en la provincia.