En la mañana del martes pasado, dos sujetos ingresaron a una casa de Emilio Castelar al 2.600 y le dispararon a quemarropa mientras dormía a Ismael Figueroa, de 15 años. Su hermano mellizo Ezequiel asegura que se salvó de milagro, porque escapó corriendo hacia la casa de un vecino mientras acribillaban al primero, a quien los asesinos sorprendieron mientras dormía.
“Mataron a mi hermano y después me buscaron a mí; nos querían matar a los dos. Logré escaparme por el fondo a la casa de un vecino. Cuando salí nos encontramos de frente con los asesinos y me hicieron dos tiros. Me dieron; no me mataron de milagro”, contó. Uno de los disparos rozó a Ezequiel a la altura de la cintura, del costado izquierdo.
El adolescente recuerda los detalles de aquella trágica secuencia. “Fui el primero que se levantó. Mi mamá y mi hermano dormían. Me puse a escuchar música y me fui al baño a cepillarme los dientes. De pronto apareció una moto que subió a la vereda. Eran “Mariachi” y “Rodriguito”. Patearon la reja y entraron; yo salí corriendo; en ese momento escuché los disparos, fueron cinco”, dijo.
Ayer, los familiares del adolescente asesinado hicieron una marcha frente a los tribunales penales. La consigna fue que no liberaran a los asesinos, explicaron. “No pueden quedar libres, los quiero ver presos, no sé por qué mataron así a mí hermano”, reclamó Ezequiel.
Graciela Lezcano, abuela de los mellizos, aseguró que Ismael “no es hijo de Geniolcito” y que “no pertenecía a ningún clan”. La mujer aseguró que su nieto quedó en medio de una disputa entre dos clanes. “Ninguno de los clanes quería que mi nieto se junte con los otros. Lo que pasa es que eran amigos desde la infancia y mi nieto no tenía problemas con ninguno”, señaló.
Para la mujer, su nieto fue víctima de una venganza. “Como no se pudieron desquitar con ninguno de los integrantes de la otra banda (los Santos), se desquitaron con mi nieto. Ahora tenemos mucho miedo por la vida de mi otro nieto y de mi hija”, señaló.
“Lo que pedimos es Justicia real y que ya no haya más muertes. Pero los asesinos tienen que seguir presos. A Ismael lo querían todos en el barrio. Mi nieto no lideraba ninguna banda, era apenas un chico de 15 años como cualquiera”, agregó Rafael Rómulo.
Lezcano fue acribillado siete horas después de que a dos cuadras fuera asesinado Patricio Nieva. Sus familiares contaron que cerca de las 4, el joven de 21 años estaba charlando con sus amigos en Emilio Castelar al 2.400. De pronto, les gritó a sus amigos: “¡cuidado!”. Sus compañeros le hicieron caso, pero él no pudo esquivar la agresión. Dos proyectiles le impactaron en el pecho.
Fue trasladado al CAPS del barrio, pero falleció a los pocos minutos. Los atacantes actuaron con frialdad y precisión, ya que dispararon desde unos 30 metros. Después huyeron en una moto negra. Un tal “Lautaro” y un tal “Benja”, que responderían a los Santos, habrían sido los autores.
Los familiares de Nieva negaron que perteneciera al clan de los Santos. Explicaron que tenía problemas de adicciones y que desde hacía un mes intentaban internarlo. Cerca de las 11, los Araña se cobraron venganza, asesinando a Figueroa.
La Policía pudo aprehender a siete personas. “Mariachi”, que estaba prófugo por haberle disparado al “Porteñito” Amaya, y “Rodriguito”, fueron acusados del homicidio de Figueroa. Al ser los dos menores de edad, fueron alojados en el Instituto Roca. Ambos, según confirmaron fuentes policiales, tienen antecedentes por robo.
Octubre rojo
La escalada de violencia comenzó el 12 de octubre, cuando murió Oscar Ramón Bazán, de los Araña y, tres días después, resultaba herido gravemente Fabio “El Porteñito” Amaya, de La Banda de la Emilio Castelar (en un principio se había informado que había fallecido días atrás). A partir de entonces, los tres grupos utilizaron las redes sociales para amenazarse.
Son tres las muertes que se produjeron en 20 días y hay un herido que está en grave estado en el Hospital Padilla. Los móviles, en todos los casos, son el sangriento enfrentamiento que mantienen tres bandas que pugnan por el dominio territorial. Por un lado están los Araña y por el otro, los Santos y La Banda de la Emilio Castelar.
“Buenos y malos”
“Dicen que yo vendo drogas y no es así; tampoco es cierto que yo sea el líder de una banda. Los Araña somos todos familiares, pero los hay buenos y malos”, señaló Oscar Bazán, de 71 años, padre de uno de los miembros del clan familiar que fue asesinado.
“Estos son grupos de chicos y les pedimos que terminen con esto. Si la Policía hubiera actuado cuando asesinaron a mi hijo, se hubieran podido evitar otras muertes”, concluyó.