Cuando la temperatura supera los 30 grados, como ya está ocurriendo en nuestra provincia, es necesario poner en marcha una serie de recomendaciones para mantenernos protegidos y evitar la deshidratación y el golpe de calor. Ante ello, el Ministerio de Salud difundió una serie de recomendaciones.
Para empezar vale la pena aclarar esta diferencia:
- La deshidratación: aparece cuando aumenta la pérdida de líquido del cuerpo a través de la transpiración. Si perdemos más del 10% de agua, se producen cuadros graves. No se detecta desde su inicio, sino que comienza a manifestar sus síntomas pasado un cierto tiempo cuando ya causó daños en órganos importantes como el hígado, riñón o piel. Es mucho mejor prevenirla que atacarla.
- El golpe de calor: se debe a una incapacidad del organismo para disipar el calor acumulado. Se caracteriza por la fiebre alta y cambios como irritabilidad, conducta extraña, agresividad, alucinaciones, pérdida de conocimiento y coma. Sus síntomas son dolor de cabeza, vértigos, náuseas, confusión, convulsiones y pérdida de conciencia, piel enrojecida, caliente y seca, respiración y pulso débil, y elevada temperatura corporal (entre 41 y 42 grados).
Los expertos recomiendan que ante estos síntomas se suspendan las actividades que se estén realizando, sobre todo, si implican esfuerzo físico. Hay que trasladar al afectado a la sombra, a un lugar fresco y tranquilo. Hacer que mantenga la cabeza un poco alta y las piernas arriba. Intentar refrescarlo mojándole la ropa, aplicarle hielo en la cabeza, darle de beber agua fresca o un poco salada, y solicitar ayuda médica.
Lo más importante es que los golpes de calor y la deshidratación se pueden prevenir. Hay que tener especial cuidado con los niños y los ancianos, los más vulnerables frente a estos cuadro que, en casos extremos, pueden provocar desvanecimientos y pérdida de conciencia.
Para evitar los efectos del intenso calor, Salud recomienda: aumentar el consumo de líquidos sin esperar a tener sed.