Conversación en la víspera*

Conversación en la víspera*

04 Noviembre 2018

Por Samuel Schkolnik

PARA LA GACETA - TUCUMÁN

- La undécima Tesis sobre Feuerbach muestra la hilacha de todos ustedes: insolentes y mandones.

- Callate, pequeño burgués ilustrado. “De lo que se trata no es de interpretar el mundo, sino de transformarlo.” ¿Acaso no es la pura verdad?

El mozo nos trajo las copitas de ginebra que habíamos pedido. Algo masculló mientras nos las servía, pero el ruido que dominaba el ámbito de La Cosechera le sumió la voz. Conversábamos a los gritos, pero no lo advertíamos; igual que en las otras mesas.

- Mirá, verdad o falsedad son atributos de los enunciados, de las declaraciones descriptivas como: “Este vaso es de vidrio”, o: “La entera historia de la Humanidad es la historia de la lucha de clases”, pero las exclamaciones, las preguntas, las órdenes, no son verdaderas ni falsas.

- ¿Y eso qué tiene que ver?

- Pues que la Tesis onceava no es un enunciado sino una orden. No describe nada, sino que exhorta o impele a una tarea, mientras desecha la ejecución de otra. El destinatario de ese imperativo puede acatarlo o ignorarlo, pero no puede reconocerlo como verdadero ni como falso.

- ¿Pero es verdad o no que los filósofos han tratado hasta ahora de interpretar el mundo?

- Grosso modo, sí.

- ¿Y no es verdad acaso que de lo que se trata es de transformarlo?

- ¿Cómo establecer “de qué se trata” sino a partir de lo que a uno le importa, de lo que se propone, o de lo que se le cantan las pelotas? Que venga otro y le dicte a uno lo que debe querer, cuál debe ser el contenido de su voluntad, es de un autoritarismo insoportable. Yo hace mucho que he dejado de soportarlo.

- Vos, porque sos un individualista de mierda. ¿No existe entonces un interés del género humano, y no es verdad que para servir a la humanidad hay que transformar el mundo?

- Supongamos por un momento que sea verdad. ¿Qué ocurriría con el que no obrara sirviendo a la humanidad? ¿Sería objeto de una condena moral? Pero ¿a qué se reduce en tal caso tu socialismo científico? ¿No pretendía ser “científico” precisamente porque se abstenía de exhortaciones morales, a diferencia del “socialismo utópico”? ¿No presentaba la Historia como sujeta a leyes ineluctables, al modo de las leyes de la Naturaleza? ¿Y has visto alguna vez a alguien predicar en favor de la Ley de la Gravitación Universal, o de las leyes de la Termodinámica? Pero además, ¿quién representa el interés del género humano? ¿El proletariado? ¿El mero pueblo? ¿Dónde y cómo lo representa? ¿En las canchas de fútbol, en los bailes de carnaval, en las procesiones del 24 de Septiembre, marchando en montón tras la Virgen Generala? ¿O los que hablan en nombre del género humano son los muchachos de la Juventud Peronista? ¿No? Entonces, ¿serán ustedes, conforme las enseñanzas de Trotsky y del Che Guevara?

- Callate, con vos no se puede hablar, sos un contrarrevolucionario que ni puede ni quiere curarse...

Sin que nos diéramos cuenta, el vocerío de La Cosechera había ido decreciendo hasta extinguirse. Una radio transmitía la Marcha de San Lorenzo. Nadie se movía de su lugar, pero se notaban aprestos de cerrar el café. El mozo se acercó a cobrarnos las copas de ginebra.

- Yo les decía, muchachos, que se acabó la joda.

Por la radio, una voz metálica anunciaba: “Comunicado número uno...”

© LA GACETA

* Relato inédito.

Samuel Schkolnik - Fue escritor, doctor en Filosofía y profesor de Etica y Filosofía contemporánea de la UNT. Colaboró en estas páginas durante tres décadas. Murió en 2010.

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