- Bueno, Leandro, borrón y cuenta nueva. Hay que sumar de a tres, ya no importa ¿no? Hay que ganar como sea.
- Vos lo dijiste: hay que ganar como sea.
El diálogo entre un periodista de “Pasión en el Ascenso” y Rodrigo Germán Aliendro, en ese entonces jugador de Ituzaingó, es de 2013. Añadimos su segundo nombre para confirmar que nada tenía que ver con Leandro: el periodista se había equivocado. Aquí, su primer cara, o mejor dicho, su perfil: bajo, muy bajo, una de las cosas que mantiene hasta hoy. Tanto que nunca lo corrigió y siguió la entrevista como el Leandro que no es.
Lo que sí ha cambiado es su realidad. Tras esa temporada en Ituzaingó (militaba en la cuarta división), donde se vio obligado a trabajar paralelamente como repartidor de pizzas. Cinco años después todo cambió: tiene dos Libertadores jugadas (una hasta cuartos de final), una Sudamericana (octavos), una final de Copa Argentina y disfruta de un segundo puesto en la Superliga.
Tras ese corto paso en las profundidades del fútbol, Aliendro volvió a Chacarita (donde surgió y quien lo había cedido) para realizar hasta ahí, su mejor temporada, la 2015. Justo en la que Atlético lograría el ascenso a Primera.
“Está acordada la llegada de Rodrigo Aliendro, un volante que en la anterior temporada hizo nueve goles”, anunciaba su llegada el presidente “Mario Leito el 15 de enero de 2016, en plena pretemporada.
Pese a que Aliendro había sido revelación en el torneo con todos goles entrando como nueve (su segunda cara), Leito tenía que explicar quien era.
En Atlético, tardó cinco fechas en jugar su primer partido de titular y en encontrar su lugar. Llegó para ser carrilero pero se fue cerrando hasta convertirse en el 5 que hoy no tiene rival: su tercera cara. Pero no siempre fue fácil.
En abril de ese 2016, Aliendro hizo un gol clave para la clasificación a la Libertadores 2017 y para tomar venganza: el 2-1 ante Huracán a los 95’. En el festejo, mandó a callar a los hinchas. “Se habían hablado muchas boludeces”, explicó, mostrando una cuarta faceta. Antes, le habían consultado si fue el gol más importante de su carrera. “Sí, pero no tengo una gran carrera”, admitió, otra vez con perfil bajo. Desde ahí, sería uno de los más queridos por la hinchada.
“No. Me falta mucho para eso. Ojalá algún día pueda serlo, pero tengo que ganármelo”, insiste un cauto Aliendro. Aún habiendo logrado una quinta faceta que no todos logran: jugar con la camiseta de la “Selección” en Quito, por la Copa Libertadores.
El domingo ante Independiente, por primera vez hizo un doblete, sin dudas otra cara. La séptima está al caer.