Dos hombres que se encuentran detenidos en la comisaría de Alderetes se cosieron la boca e iniciaron una huelga de hambre en reclamo por las condiciones de hacinamiento en las que se encuentran privados de loa libertad. En la protesta quedó de manifiesto la superpoblación de detenidos en las dependencias policiales de la provincia.
El primero de los jóvenes, de 22 años, está acusado de robo agravado por el uso de arma blanca, mientras que el segundo, de 29, fue denunciado por violencia familiar.
Disconformes con las condiciones de detención y con el estado procesal de sus causas, ambos jóvenes se cosieron la boca e iniciaron una huelga de hambre.
Personal de esa dependencia policial informó de la situación al Poder Judicial, que dispuso el traslado de ambos al centro asistencial más próximo. Además, desde la Sala I° de la Cámara Penal se pidió que el acusado por violencia doméstica sea presentado de manera inmediata.
La superpoblación de reclusos en las comisarías tucumanas es un problema que sigue sin solución. “En todas las comisarías que visitamos la situación es la misma”, había explicado en marzo la fiscala Adriana Giannoni a LA GACETA.
La problemática llegó hasta la Corte Suprema de Justicia (CSJT), que también en marzo ordenó al Poder Ejecutivo (PE) la clausura de la seccional 11 y de la Alcaldía de la Dirección de Investigación Criminal y Delitos Complejos (ex Brigada) como lugares de detención, además del traslado de los detenidos a inmuebles que cumplan los estándares del derecho penitenciario.
Siete meses después la situación parece repetirse y los reclamos comenzaron en Alderetes. Desde la comisaría de esa ciudad, hace una semana, el comisario principal Carlos Ruiz le manifestó, mediante un escrito, al juez de Instrucción Alejandro Tomas, que no podía seguir recibiendo detenidos ya que la capacidad de seis reclusos se encontraba desbordada por las 26 personas que ya tenía alojadas.