Criaturas de sueños
CLAVE. La historia de las madres es la que narran los hijos, atina Perilli. CLAVE. La historia de las madres es la que narran los hijos, atina Perilli.
21 Octubre 2018

Por Carmen Perilli

PARA LA GACETA - TUCUMÁN

En la literatura nos encontramos con diversas representaciones de la madre. Una concepción sublime, cuyo arquetipo es María, que la idealiza y eleva por su pureza y abnegación. La otra menos halagadora, vincula la madre con lo siniestro y el poder. En todos los casos la madre aparece como proyección del deseo de los hijos más que de la realidad.

María o Malinche las madres carecen de otra historia que la que narran a los hijos. Una de las imágenes más fuertes es Doña Paula, incansable tejedora junto a su higuera. En oposición, la salvaje Doña Bárbara de Rómulo Gallegos renuncia a su condición maternal para conservar su poder sobre los hombres. Maternidad y sexo aparecen reñidos.

Me interesa recorrer algunas figuras en la poesía masculina del siglo XX donde se reitera la idealización vinculando la madre con la naturaleza y la tierra, dotándola de contornos celestiales. Un relato elegíaco en el horizonte de la pérdida y la muerte. Pienso en Olegario V. Andrade: “Llama siempre a tu madre cuando sufras / que vendrá muerta o viva” . Y la sacrificada no se permite ni el descanso en la muerte.

Cercanos están los mitos de “madres” de nuestros grandes poetas. Pablo Neruda canta a la dulce y verde Mamadre: “la bondad vestida de pobre trapo oscuro / la santidad más útil: / La del agua y la harina / la vida te hizo pan / y allí te consumimos”. Más adelante relata “Se fue, cumplida, oscura, / al pequeño ataúd / donde por primera vez estuvo ociosa / bajo la dura lluvia de Temuco”. El quehacer vinculado a la bondad y la postergación.

Con pudor, Jorge Luis Borges nos dice que sus obras completas son un largo diálogo con Leonor Acevedo: “Aquí estamos hablando los dos, et tout le rest est litterature”. Después de la muerte de la madre escribe:”El hijo viejo, el hombre sin historia, / El huérfano que pudo ser el muerto / agota en vano el caserón desierto, (Fue de los dos y hoy es de la memoria. Es de los dos)”.

Pocos han cantado a la madre como Jaime Sabines en Maltiempo “Es muy raro también que yo tuviese una madre. A veces pienso que la soñé demasiado, la soñé tanto, que la hice. Casi todas las madres son criaturas de nuestros sueños”.

Este breve recorrido es sólo una aproximación a ese ser ideal erigido por la poesía masculina. Alejada de la historia y el cuerpo, transformada en divinidad, vinculada siempre al adentro. Una criatura que, con seguridad, sufre muchos cambios en la narrativa y en literatura actual.

© LA GACETA

Carmen Perilli - Profesora de Letras y escritora.

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