Un nuevo desarmadero de motos fue descubierto en el barrio Villa Muñecas, en la capital. Según los investigadores, se trata de un local que podría estar vinculado al mercado negro de piezas y al robo de motovehículos.
Personal de la División Sustracción de Automotores, al mando de los comisarios Miguel Frías y Daniel Cuellar, realizó durante las primeras horas del día unos 10 allanamientos en esa zona de San Miguel de Tucumán. La Justicia había ordenado los operativos, en el marco de una causa por robo agravado, ocurrido en junio pasado y que era investigado por el fiscal Washington Navarro Dávila.
En uno de los procedimientos, que se realizó en la intersección de Bulnes y avenida Francisco de Aguirre, los policías se toparon con “motores que tenían pedidos secuestro de distintas unidades judiciales, como así también con numeraciones suprimidas (limadas) y decenas de motopartes”, de acuerdo con las fuentes.
También fueron encontradas muchas otras piezas, como cuadros de motocicletas, ruedas, caños de escape, tapas de cilindros o tanques de nafta. Se sospecha que el inmueble habría funcionado como “desarmadero” de motovehículos.
Cuellar informó que dos personas fueron aprehendidas y que estarían relacionadas con el taller, según parece, clandestino. “El objetivo era dar un golpe a la gente que está vinculada con el sistema de robo de motovehículos”, enfatizó.
En otros allanamientos realizados en distintos puntos de la capital, vinculados con el expediente, también fueron secuestrados celulares, entre otros elementos. La Fiscalía XII°, a cargo de Pedro Gallo, interviene en el caso.
El taller nocturno
El domingo último, la Policía había desarticulado otro taller clandestino en el barrio El Bosque. Uniformados de la seccional 2ª allanaron ese día un predio donde se llevaba adelante, al parecer, el desarme de motos robadas.
Tras cuatro días de inventario, se confirmó que en el tinglado de calle San Miguel al 900 había 47 motos completas y más 250 piezas, como tanques, ruedas armadas, cuadros, motores y barrales.
La Policía identificó al dueño del local, que es un hombre conocido con el apodo de “Payo”. En este caso se cree que el propietario habría adquirido motos robadas a bajo precio y luego las desarmaba. Posteriormente, habría vendido por motopartes, La hipótesis apunta a que también pudo haber recibido dinero como retribución a esa tarea.
Diego López Ávila, titular de la Fiscalía Especializada en Robos y Hurtos I, advirtió el miércoles que esta red formaría parte de un mercado “negro” que ha ido creciendo no solamente por el robo de rodados, sino también por una significativa demanda de motopartes. “El robo de motos lleva al delincuente a lograr ganancias si el ciudadano común forma parte de ese mecanismo. De esa manera, el que compra motopartes robadas también delinque”, advirtió.