Los niños no toman dimensión de sus actos y casi se mueven por sus sentimientos. Un ejemplo lo dio ayer Santino Banegas. El pequeño, de cuatro años, llegó al complejo “Natalio Mirkin” luciendo la camiseta de San Martín, acompañando por su madre y su hermanita. El objetivo era ver a sus ídolos del plantel profesional de San Martín que en ese momento se estaba entrenando.
Santino, que no podía ocultar su felicidad, esperó ansioso el final de la actividad para saludar a sus dos jugadores del plantel: Ignacio Arce y Emiliano Purita. El primero en ellgar a la zona de los vestuarios fue “Nacho”. Al observar que Santino se acercaba hacia él, el arquero y le extendió su mano para saludarlo. Pero la mayor sorpresa de chiquilín la vivió cuando le regaló los guantes con que había practicado minutos antes. El niño se los colocó y se los mostraba orgulloso a todos los que pasaban.
Luego el chico esperó a Purita para saludarlo antes de regresar a su casa. Un momento inolvidable para el pequeño hincha que pudo cumplir su sueño.