Atlético y Lanús jugaron un partido aburrido pero curioso
Fueron solo dos momentos en el partido que hicieron olvidarnos de que todavía había que esperar para almorzar o que lo habíamos apresurado al vicio. O al menos para ver un aburrido 0-0.
Fueron similares pero distintos a la vez. El primero de ellos fue cuando Luis Rodríguez reventó el travesaño durante los primeros minutos del primer tiempo. Sería la jugada más peligrosa del partido entre Atlético y Lanús.
Sobre el final de ese primer tiempo (ya puede concluir que el segundo tiempo estuvo completamente de más) llegó la segunda jugada más peligrosa dentro de un partido inofensivo para los arqueros pero muy agresivo a los ojos de los espectadores. Pedro De La Vega, el número 39 de Lanús, corrió con la pelota hasta antes de la medialuna del área “decana” y con otro tiro desde lejos, obligó a Cristian Lucchetti a su mayor esfuerzo durante los 90 minutos.
Sin darnos cuenta y de manera imperceptible, había pasado un momento más que interesante. En ese combo de disparo y atajada se habían unido dos generaciones: con 17 años, De La Vega le pateó a quien tranquilamente podría ser su padre. Lucchetti, con 40.
Casi que podría haber sido, por el contexto, un momento familiar. ¿Qué papá no recibe los tiros de su hijo un domingo al mediodía? La diferencia, claro, fue que Lucchetti no dejó que el joven festeje para dejarlo feliz y realizado, todo lo contrario. “Pepo”, como apodan al adolescente de moda, actualmente cursa el quinto año de la Escuela Nº 3 Alfonsina Storni, de Lanús. Fue en 1995 cuando el arquero de Atlético se encontraba en esa situación.
Y como seguían sin pasar cosas interesantes entre los dos equipos, también hubo tiempo para encontrar otras curiosidades.
Detrás de la del juvenil nacido en Olavarría, estaba la de Diego Ceballos, el árbitro. El de ayer fue para él apenas el tercer partido dirigido en tres años. ¿Podría decirse que se sintió su falta de ritmo? Ni Ricardo Zielinski ni Luis Zubeldía (aún con la escena de retos que tuvo en el segundo tiempo) cargaron contra él.
No como lo hizo Eduardo Coudet, técnico de Rosario Central a finales de 2015. En la final de la Copa Argentina de ese año le dio un penal inexistente a Boca y a partir de allí fue vedado por AFA. No dirigió partidos en 2016 ni en 2017 y regresó a las canchas a mediados de este año.
No influyó en el resultado directamente pero si cobró algunas infracciones que no fueron y viceversa. Igual, nada similar a lo que sucedió en Córdoba.
También decidió frenar el partido promediando el primer y el segundo tiempo a causa de los más de 30 grados que se sentían en el Monumental. ¿Habrá sido el último partido entre las 11 y las 18 que jugará Atlético en Tucumán hasta el otoño? El sentido común indicaría que sí pero no es algo que sobre en AFA por lo que no podríamos asegurarlo.
Del resto, no hubo mucho más. Un equipo entendiblemente cansado y lento, frente a otro entendiblemente con miedo a perder su sexto partido en fila, que sigue sin perder con Atlético desde hace 22 años y sin recibir un gol de los tucumanos desde hace nueve.