El debate por la ampliación del Presupuesto 2018 de la Provincia, de ejecución en curso, abrió una grieta. Durante casi tres horas, legisladores del PJ y de Cambiemos cruzaron críticas y chicanas por la supuesta falta de eficiencia en el manejo de los fondos públicos. Al cierre de la discusión surgieron voces que llamaron a “bajar algunos cambios”. Incluso, se acordó la eliminación de algunas expresiones de la versión taquigráfica. Al final, la incorporación de recursos a las arcas públicas fue aprobada por el voto unánime de la Cámara.
El segmento más extenso y con más momentos de tensión fue por el proyecto enviado por el gobernador, Juan Manzur, para ampliar el Presupuesto 2018. Gracias a la suba en la recaudación de impuestos a nivel provincial y del aumento en las partidas recibidas por coparticipación federal, la Provincia quedó en condiciones de sumar $ 9.170 millones al cálculo global de gastos y recursos. Así, el Presupuesto quedó fijado en $ 76.600 millones.
Gatillos y pizzas
Al defender la propuesta, el oficialista Juan Ruiz Olivares, presidente de la comisión de Hacienda, lanzó las primeras críticas. Tras explicar el destino previsto para los nuevos recursos ($ 1.716 millones van para municipios y comunas; $ 7.453 millones para cubrir aumentos salariales de estatales y la “cláusula gatillo”), el dirigente de Monteros reprochó las subas en las tarifas de servicios dispuestas por Cambiemos. Recordó cuando el ex ministro de Economía de la Nación Alfonso Prat-Gay comparó el impacto de esos incrementos con el valor de “dos pizzas”. “Me pregunto si puede mirar a los ojos a la gente cuando llegan las facturas y decir: ‘no se preocupe, son dos pizzas’”, ironizó Ruiz Olivares.
Silvio Bellomío, peronista de Cambiemos y vicepresidente de la comisión de Hacienda, acusó a la gestión de Manzur de “no saber manejar una provincia en crisis”. “No echemos la culpa de nuestros males al Gobierno nacional; el pueblo tucumano necesita representantes con nivel suficiente para discutir soluciones en serio”, dijo.
El macrista Alberto Colombres Garmendia (Pro-Cambiemos) afirmó que el Gobierno provincial debe “dejar de pedir (recursos a la Nación) y empezar, con su autonomía, a construir obras”. El justicialista Marcelo Caponio retrucó que, como consecuencia de las políticas de Cambiemos, todavía “faltan épocas peores” en el país. El también oficialista Eduardo Cobos sumó tensión al debate: “la Gerencia de Empleo de la Nación es un monumento al pedo, no ha generado nada”, aseveró el ex funcionario.
La discusión se profundizó cuando el peronista Luis Espeche cuestionó la tarea de su sucesor en la Intendencia de Bella Vista, el radical Sebastián Salazar. “Resulta que andan repartiendo bolsones del Gobierno nacional en vehículos oficiales. Y dicen que son honorables”, lanzó Espeche. En su alocución, también afirmó que la Provincia deberá abocarse a buscar soluciones por los despidos en el sector privado. “La Nación no los va a atender: tiene un ministro de Trabajo (Jorge Triaca) no tan sólo inútil para andar en silla de ruedas, sino también irresponsable e insensible; son unos estafadores y sinvergüenzas”, aseveró Espeche.
Vecinos y gallinas
Pocos minutos después, salió a cruzarlo el radical Ariel García, vicepresidente 2° de la Cámara y cercano a Salazar. Acusó al ex intendente de Bella Vista de haber hecho un “desastre” en su gestión y le marcó que perdió la conducción del municipio por “voluntad de los vecinos”. Además, le reprochó que haya aprovechado la situación de crisis para salir a “llevarle gallinas a la gente”.
El veterano radical Rubén Chebaia llamó luego a “bajar un cambio” a sus pares. “Es absolutamente cierto que el país está en crisis. Y frente a esto, seguimos jodiendo con el tema de la grieta y dividendo a los argentinos, como si no tuviéramos la misma Constitución y la misma bandera”, renegó. A esa postura se fueron sumando otros legisladores. Pero el tono conciliador no frenó el calor de la discusión. Sobre todo cuando Espeche volvió a pedir la palabra. “Admiro al legislador Chebaia, pero hay un Gobierno nacional que profundiza la grieta”, sostuvo el oficialista. Y luego, dirigiéndose a García, agregó: “estoy obligado a responder como hombre de la política, y lamento decirlo con todas estas letras, pero no me está juzgando un cura o un pastor; lo dice alguien que tiene una conducta bastante discutida, ya que ha sido denunciado por acoso sexual”.
El vicegobernador Jaldo, que presidía el debate, trató de apaciguar la discusión haciendo leer el reglamento interno. Con ese objetivo, también pidió la palabra el jefe del bloque oficialista, Ramón Santiago Cano. “Soy vecino de despacho de García y puedo decir que tiene una conducta sumamente decorosa, es un caballero. Tampoco comparto que se critique que Espeche regale gallinas. Son formas de hacer política. Algunos han llegado (a la banca) sólo haciendo partes de prensa”, señaló el peronista Cano. A continuación, Ruiz Olivares coincidió con la propuesta de “bajar los decibeles” e invitó a sus pares a discutir “sin grietas”, como en la comisión de Hacienda.
Por fin, se votó y sancionó por unanimidad el proyecto de ampliación presupuestaria. Al cierre, el radical Eudoro Aráoz pidió a Jaldo que se considere la omisión de registrar los dichos de Espeche sobre Triaca en el Diario de Sesiones. “Quizás fue un exceso”, señaló Aráoz. “Varias expresiones se van a hacer retirar de la versión taquigráfica”, admitió el presidente de la Cámara, tras el tenso debate legislativo.