Maximiliano Miguel tiene 26 años, es estudiante del último año de Ingeniería y trabaja como profesor particular de matemáticas y física. En un local de Camino del Perú al 1.800, del lado del barrio Los Tarcos II, da clases de apoyo a los ingresantes a la carrera.
La barriada limita al este con el barrio Farmacéutico; y hacia el oeste, con San José. Está compuesto por unas siete manzanas. Miguel cuenta que siente miedo cada vez que sale a la calle porque este año ya sufrió cuatro robos. “Son situaciones muy feas que te van traumando”, comenta.
“Es difícil manejarse así. Tenés que mirar a todos lados cada vez que salir; cuando volvés en colectivo antes llamás a casa para que te esperen y te bajás corriendo”, señaló.
Miguel relató que los últimos dos asaltos que sufrió fueron muy violentos y los ladrones usaron armas de fuego. “Me dejaron sangrando la cabeza a culatazos. Quedé con un pánico terrible. En este barrio salir de tu casa es aventurarse a lo desconocido. Vivo con miedo”, explicó.
El último robo fue hace un mes. Cerca del mediodía, salió de su estudio rumbo a su casa. “Iba caminando cuando de pronto se bajó uno de una moto y sacó un arma. Me robó un bolso”, refirió el estudiante, quien precisó que dos de los robos que sufrió ocurrieron sobre Camino del Perú y los otros, en calle Venezuela.
“Yo hice las denuncias en la comisaría 12, pero no se ven soluciones. Los robos son constantes en el barrio y se dan cada vez con más frecuencia. No conozco ningún vecino al que no le hayan robado al menos una vez”, concluyó.