De Walter Herrera, presidente de la Comisión de Árbitros de la URT.-
El rugby tucumano no está pasando por un buen momento en términos de conducta, en todo sentido. Y uno de los problemas más graves lo tenemos en las divisiones inferiores. Allí se involucra mucha gente nueva que no conoce el sentido y el espíritu del rugby, y muchas veces le transmite eso a sus hijos. Se está trabajando sobre el tema y hemos tenido reuniones con entrenadores de juveniles para tratar de encontrar una solución.
Sin embargo, va a ser difícil si los clubes no empiezan por cumplir ellos mismos. Algunos te piden que tal o cual árbitro no los dirija porque sostienen que los perjudica, pero ellos mismos en la mayoría de los casos no cumplen con el deber de aportar un árbitro o dos aspirantes por división. Si encima eso no se cumple y algunos de los referees con los que sí contamos cada vez tienen menos ganas de dirigir, ello desemboca lógicamente en un déficit. Actualmente contamos con aproximadamente 70 árbitros para cubrir todo, pero el número es mucho más limitado si se tiene en cuenta que no todos están aptos para dirigir, o que algunos a veces no pueden hacerlo por cuestiones personales, o porque algunos sólo dirigen rugby femenino.
Personalmente considero que es necesario que los clubes, antes de reclamar el bajo nivel del referato, cumplan con el deber que les corresponde y se ocupen de disciplinar a su gente. Al que se desubica, hay que hacerlo callar. Y la Unión también debe dejar de emitir severos llamados de atención y empezar a tomar medidas más fuertes, como multas o quita de puntos. De lo contrario seguiremos en la misma.