Durante una de sus tradicionales timbreos, el presidente Mauricio Macri arribó al hogar de Laura, una vecina de Mendoza. Allí la mujer, entre otros temas, le consultó acerca de cómo “hacía para descansar” frente a un escenario cada vez más adverso para el Gobierno.
"Tengo que estar tranquilo, no volverme loco porque si me vuelvo loco les puedo hacer mucho daño a todos ustedes", fue la respuesta que le dio a la vecina el presidente, destaca Infobae. "Trabajo mucho conmigo mismo, en mi interior, tratando de mantener la calma", agregó.
Las confesiones surgen luego de una semana y media turbulenta, con un dólar fuera de control, corrida cambiaria, rechazo de los mercados y modificaciones obligadas en el gabinete.
Con el FMI
Tras la tormenta, el Presidente se vió obligado a solicitar fondos adicionales y anticipados al FMI para llevar adelante la política financiera planificada. Todo esto, ante la atenta mirada de los inversionistas y el mundo.
"Tengo que mantener la calma, y en eso suman mucho siempre los afectos, mi mujer, mis hijos, los amigos y formar un espacio para poder relajarme", reconoció el primer mandatario.
Ahora se acercan tiempos de tensa calma ante los resultados que se conocerán sobre el final de septiembre, cuando el Fondo Monetario Internacional decida que hacer y cuánto dinero aportará al gobierno de Macri.