A partir de un accidente de tránsito, protagonizado por la esposa de un agente de la Policía de Tucumán, se desencadenaron una serie de episodios que incluyeron golpes, amenazas y terminaron con varias denuncias contra uniformados y civiles.
El accidente en cuestión tuvo lugar el lunes a la noche, alrededor de las 20, en la esquina de calles Teniente Auvieux e Italia de la ciudad de Lules. Según denunció más tarde el agente Darío Mauricio Sandoval, su esposa viajaba en su auto Peugeot 207 con sus dos hijas cuando chocó contra un Volkswagen Gol conducido por Nelson Rafael Romano en la mencionada intersección.
Sandoval dijo que, cuando su esposa lo llamó para informarle del accidente, este se aproximó a auxiliarla y luego se trasladaron a la comisaría de Lules. De acuerdo a la denuncia realizada por el agente, allí se convino en un principio que se realizarían las diligencias correspondientes por daños materiales.
Pero en el interín una de sus hijas le avisó que tenía un dolor en la pierna, por lo que su madre la llevó al hospital. Cuando regresó a la comisaría momentos después, y habiendo descartado alguna lesión en la niña, comenzaron los problemas.
De acuerdo con la denuncia realizada por Sandoval, el oficial principal Miguel Castillo, quien en ese momento se desempeñaba como tercer jefe de la comisaría, le informó que no podía llevarse el auto porque ya se había pedido la intervención de la división Criminalística y que para frenar el procedimiento debía pagar $ 5.000.
Según Sandoval, luego de identificarse como policía en la comisaría, Castillo se puso nervioso, lo agredió verbalmente y, junto a otro empleado de la fuerza, amenazó con matarlo si los denunciaba.
Más tarde, ya en horas de la madrugada, Sandoval se comunicó con el 911 para informar que cuatro policías de la comisaría de Lules se habían presentado en su casa con armas de fuego, donde lo apuntaron y lo amenazaron de muerte para exigirle que levante la denuncia contra Castillo.
Pero la historia no quedó ahí sino que hoy al mediodía la Policía recibió una tercera denuncia vinculada con el caso. Esta vez fue Romano, el conductor del Gol, quien se acercó a una dependencia de la fuerza para dejar asentado que, tras haber protagonizado el accidente, Sandoval se presentó en el lugar del hecho, donde lo insultó y amenazó, advirtiéndole que no sabía con quién se había metido y que tuviera cuidado cuando saliera a la calle porque él era empleado policial.
Romano agregó en su denuncia que el policía le propinó una trompada en el rostro, además de amenazarlo de muerte con su arma reglamentaria.
El caso es investigado por la Fiscalía de Instrucción de turno, que intenta dilucidar cómo se produjeron realmente los hechos y tomar medidas al respecto.