“Hagan todo lo que Él les diga” (la frase que pronunció la Virgen María refiriéndose a Jesús) no sólo es el lema que animó ayer la Peregrinación de la Juventud. También es lo que muchos jóvenes católicos hicieron este año para soportar los embates del aborto, que los dejó más unidos y fortalecidos, según afirma Augusto Valdez, de la Pastoral de la Juventud, que caminó junto a unos 3.000 jóvenes, desde la Quinta Agronómica hasta el santuario de La Reducción, de Lules.
“Con todo lo que se habló sobre el aborto pensé que íbamos a ser menos en la peregrinación, pero me sorprendió porque fuimos muchos más. Fue una alegría inmensa encontrarnos con tantos jóvenes, muchos que venían por primera vez y que ni siquiera formaban parte de movimientos parroquiales”, cuenta Augusto desde un alto en la ciudad de Lules, después de siete horas de caminata”.
La primera parada fue en San Pablo, donde los jóvenes entregaron donaciones en alimentos que fueron dejados en un centro comunitario ubicado frente a la plaza principal. Luego siguieron otro tramo y pararon en Lules, donde almorzaron.
Este año la peregrinación brilló con la presencia de los Misioneros Lourdistas, que le pusieron su toque de alegría y que renovaron el cancionero. Los jóvenes lourdistas son en su mayoría egresados del colegio Sagrado Corazón. Su carisma son las misiones que realizan durante todo el año a diferentes lugares del interior de la provincia. Aunque el colegio es de varones, muchas mujeres se sumaron al grupo.
En la plaza de Lules los jóvenes realizaron una adoración eucarística antes de continuar hacia el santuario de la Reducción. En aquella parada se escuchó un audio del arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, enviado desde Roma, donde fue a visitar al Papa. En su mensaje los alienta a caminar juntos para “hacer presente el reino de Jesús y anunciar la alegría del Evangelio”.
“El aborto es un tema que tratamos internamente todos los movimientos. En Puente, al que pertenezco -cuenta Augusto-, fuimos informados a través de charlas a cargo de médicos, abogados y psicólogos. Hemos quedado fortalecidos. Esto lo hablábamos en el camino con Mariel Piñero, que es otra de las coordinadoras de la Pastoral. Es duro y triste, pero al final esta lucha nos unió más, no sólo entre los católicos sino también con los hermanos evangelistas y judíos. Nos olvidamos de las diferencias y caminamos juntos para luchar por un bien superior, la vida”.