José Adrián Cuevas tiene 44 años. Desde hace cinco días se debate entre la vida y la muerte. Está internado en la sala denominada “Unidad Crítica 2” del Centro de Salud Zenón Santillán. Dos asaltantes lo abordaron para robarle su celular. Aunque no se resistió, le dispararon a sangre fría.
Cuevas trabaja como técnico para una empresa de video cable. Cerca de las 20 del sábado pasado, estacionó su auto en inmediaciones de avenida Francisco de Aguirre y Viamonte. En el camino a su casa -reside en el barrio Lomas de Tafí-, se detuvo a conversar con un amigo que atiende una agencia de quiniela.
Cuando estacionaba su auto, lo abordaron dos delincuentes. Cuevas les entregó su teléfono, como se lo exigían. Inmediatamente, le descerrajaron un tiro. Luego escaparon hacia Villa Muñecas. “Su estado es de gravedad y con riesgo de muerte”, informó su esposa, Daniela Villagra.
“Yo lo estaba esperando. Me llamaron del CAPS San Rafael y me pidieron que fuera urgente. Pensaba que era una broma... Casi me muerto”, relató, desconsolada.
“Sus amigos lo vieron llegar. De pronto escucharon una explosión y fueron hasta el auto. Entonces se encontraron con mi marido ensangrentado. El auto estaba todo manchado de sangre. Le dispararon a través de la ventanilla a pesar de que mi marido les entregó el celular”, insistió.
Horas dramáticas
La víctima fue trasladada en ambulancia hasta el CAPS mencionado. Por la gravedad de las lesiones que presentaba, fue derivado al Centro de Salud. Allí fue operado de urgencia y quedó internado en terapia intensiva.
“La bala quedó alojada en el hombro. Era imperioso intervenirlo porque el proyectil le había roto cartílagos de la laringe”, explicó su esposa. Precisamente, fue necesario practicarle una traqueotomía, es decir, una intervención para producir una abertura en la tráquea con la finalidad de comunicarla con el exterior y garantizar que el paciente respire. La bala también le afectó un pulmón, razón por la que, además, le colocaron un drenaje.
“Su pronóstico es grave. Estoy destrozada, es una pesadilla. Somos un matrimonio trabajador y tenemos una hija de diez años que no tiene consuelo. Todo esto pasa por la terrible inseguridad que se vive en esa zona”, describió.
Según fuentes policiales, declararon algunos testigos. Por el horario del ataque, varios vecinos habrían observado lo ocurrido y habrían identificado a dos adolescentes de la zona como los autores del atraco. Los atacantes escaparon hacia las casas ubicadas sobre un canal paralelo a la avenida Francisco de Aguirre, hacia el norte.
Denuncias por WhatsappLA GACETA cuenta con un canal de comunicación directo para que los lectores puedan difundir los hechos de inseguridad delos que fueron víctimas y que fueron denunciados. Los datos (que también pueden estar acompañados por imágenes y por videos) deben ser enviados a través de WhatsApp al número de teléfono 381-6311910.