“Manu es uno de los competidores y ganadores más grandes de todos los tiempos”. La opinión de Gregg Popovich, quien fue su entrenador durante 16 de las 23 temporadas que abarcó la carrera profesional de Ginóbili, reflejan la dimensión de lo que ha significado el bahiense en el mundo del basquetbol. Estandarte de la “Generación Dorada” (consiguió oro y bronce olímpico con la Selección argentina en Atenas 2004 y Pekín 2008), cuatro anillos dorados con San Antonio Spurs y 72.1 % de eficacia (762 triunfos y 295 derrotas), el porcentaje más alto en la historia de la NBA entre jugadores con más de 1.000 partidos. Si de historia se trata, vale mencionar que en la propia cuna del básquet, una jugada de su propio sello, el “euro step”, fue votada como la mejor de todos los tiempos en la máxima liga de básquet del planeta. Antes de su arribo a la NBA, hizo una escala previa en Italia, donde conquistó dos Copas, una Liga y una Euroliga con Kinder Bologna.
Admirado y respetado por compañeros y rivales, amado por una mayoría de seguidores del básquet y de otras disciplinas, sobran las razones para colocar a Emanuel Ginóbili en el pedestal de los más grandes deportistas argentinos de todas las épocas. Un auténtico crack, dentro y fuera de la cancha.