Hoy en día es muy difícil encontrar a alguien, dentro o fuera de Argentina, que no sepa quién es Emanuel Ginóbili. Pero lo que hoy ya es un ícono global, alguna vez fue un joven menudito y rebosante de talento que soñaba con llegar lejos. Entre los testigos privilegiados de aquella época está Horacio Muratore. El presidente de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) lo conoce como pocos, y por eso asegura que se trata de una decisión tomada ya hace bastante tiempo.
“Sé que él toma sus decisiones con mucha anticipación. Piensa muy bien cada paso que da. San Antonio ya lo convenció de quedarse antes, y no dudo que Greg Popovich (entrenador de los Spurs) lo debe haber querido raptar un añito más, pero ‘Manu’ ya estaba decidido”, sostiene el dirigente tucumano.
En sus 13 años como presidente de la Confederación Argentina de Básquet, Muratore vio a “Manu” revelarse como la estrella que estaba destinada a ser. “Donde realmente surgió fue a partir del Mundial Sub 22 de Melbourne, en el 97. Ya había jugado en la Liga Nacional e integrado algunos seleccionados, pero no era ni siquiera titular. A partir de ese torneo dio un salto espectacular. Fu titular y no salió más. Después se fue a Italia donde fue campeón de la Euroliga, y de ahí a la NBA”, resume el dirigente el meteórico ascenso de Ginóbili. “Es muy educado y respetuoso, un ganador nato y un gran profesional. No sólo en el básquet, sino en todo lo que hace Por eso sé que a esta decisión la pensó durante mucho tiempo”, agrega.
Según Muratore, el máximo logro de Ginóbili no es el oro olímpico ni los cuatro anillos de la NBA que ganó con los Spurs, sino el respeto que se ganó en su país y en el resto del mundo. “Es el líder del equipo más amado en la historia de la FIBA: la Selección que le ganó por primera vez al dream team de Estados Unidos en 2004. Y también goza de un gran respeto dentro de la NBA, algo que no es fácil. Pocos deportistas son tan valorados por sus compañeros como por sus rivales. Podía estar parado en medio de la cancha sin hacer nada y ya era una preocupación para sus rivales”, describe.
Apenas se ha retirado y ya muchos fanáticos de los Spurs piden que se retire la camiseta de Ginóbili. “Estuve un par de veces en San Antonio por unos premundiales que se hacían allí, y pude ver cómo la gente hacía colas larguísimas para conseguir una firma de él o darle un abrazo. Por eso digo que el mundo lo va a extrañar. Cuánta gente de todos lados veía partidos de San Antonio sólo para verlo jugar a él, aunque fuera 10 minutos”, remarca.
Muratore no duda de que su futuro está en el Salón de la Fama de FIBA. “Lástima que ya no estaré yo para entronizarlo, porque tiene que pasar un tiempo, pero ojalá pueda ver ese día. Porque todo lo que le dio al básquet de FIBA, la visibilidad que le dio a los Mundiales y esas ganas de jugar con la camiseta argentina, son impagables”.