23 Agosto 2018
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"¡Mostrá esas fotos!" es el título de la muestra fotográfica que el periodista y músico tucumano Ernesto Klass inaugurará mañana, a las 21, en Citá (nueva sala), en Lamadrid 1.457. La exhibición abrirá al público hasta el 23 de septiembre, de miércoles a domingo, de 17 a 24.
La exposición ofrecerá "imágenes desequilibradas, caseritas y levitantes", según destaca la promoción de la muestra. Es que las fotos que presenta Klass parecen una síntesis de lo insólito, de lo que físicamente no debería ser, pero ahí están, sin imperfecciones, con detalles profesionales propios de las imágenes que manipulan grandes estudios fotográficos o de cine.
Con larga experiencia en el periodismo cultural y del espectáculo, y con una reconocida carrera musical vigente, un día Klass descubrió que le apasionaba la fotografía, sobre todo la edición de las imágenes, y creó un estilo propio que difunde a menudo en su página de Facebook.
Las fotos que procesa Ernesto tienen una característica: en cada imagen aparece inexorablemente una o más versiones del artista, generalmente en poses insólitas.
En diálogo con LA GACETA, Klass brindó algunas pautas sobre lo que se verá en la muestra que abre mañana.
- ¿Cómo se dio esta inquietud por las fotos?
- Es misterioso nacer en un tiempo y un lugar con una inquietud o unas ganas, y es una suerte también misteriosa que el mundo haya inventado y te dé los instrumentos para desarrollar esa inquietud. Siento que la fotografía fue “creada para mí”, como la bicicleta o, en los años 60, el tocadiscos Winco. Me encanta esta era porque uno puede hacer, en mi caso con técnicas básicas, trucos estilo Marvel en el patio interior de su casa o, como dice un amigo, ser un “Houdini de la imagen”.
- ¿Cuándo comenzó?
- Hace unos cinco años me dupliqué: un Ernesto abría la puerta y no hallaba nadie; y de este lado, otro Ernesto, el que había golpeado, se escondía del primero. Así empezó y fueron saliendo cosas con gracia. Y confirmo ese efecto humorístico ahora que, por la muestra, veo las imágenes juntas: levitaciones, insectos gigantes, trillizos, sombras distraídas que no siguen mi cuerpo o Los Beatles escapándose de mi remera de Abbey Road. Esa imagen de dos Ernestos en la puerta divirtió a un amigo y la pasó como fondo de imágenes de su casamiento. Luego fueron los me gusta y los saludos callejeros los que empezaron a construir en mí la certeza de tener algo para mostrarle al mundo. Es muy lindo. Empecé a seleccionar lo que subía pero siempre desde una chispa genuina que me hace reír a mí, el primero.
- ¿Qué técnica usa?
- Uso elementos básicos de edición de fotos. Uso Gimp, un programa libre de edición que me da herramientas profesionales, aunque no dejo de usar el Paint, ese programa que un niño de cuatro años desecha por elemental y que hasta los propios fabricantes del producto anunciaron que no actualizarán más. A mí me sirve para pegar fotos rápido. Por otra parte, hago muchos disparos sobre cada motivo (protagonistas y contexto) y elijo el mejor gesto, la postura ideal. Esta “era” te permite la abundancia de las muchas tomas para quedarte con la mejor, sin reparar en gastos. Por caso, les presto mucho atención a mis piernas cuando floto, algo que aprendí de Chaplin en la escena del ring de la película Luces de Ciudad; allí las flexiona de una manera muy elegante en medio de las piñas.
- ¿Qué tipo de satisfacción le reporta hacer las fotos?
-Una alegría “plena”. He sido muy feliz como periodista, durante muchos años. Ahora lo soy como generador de humoradas que se reparten. Me siento muy bien con el adjetivo “humorista”, que se suma a los de periodista y pianista. Me hace bien que alguien me diga que mi imagen es una pausa entre la bronca o lo triste. Me pone contento que los fotógrafos profesionales me estimulen con sus comentarios, pero me gusta que toda la gente ría. Es como un aplauso renovador siempre.
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