La Justicia dictó la prisión preventiva a los imputados por el homicidio de Priscila Paz, la joven madre de 27 años que apareció sin vida y con signos de violencia junto a un cañaveral, muy cerca de su casa en San Pablo.
En total, seis personas -cinco varones y una mujer- quedaron detenidas al ser imputadas por homicidio agravado y privación ilegítima de la libertad, mientras que otra joven está detenida por encubrimiento.
Semanas atrás, la fiscala María del Carmen Reuter, en una reunión con los investigadores había expuesto que le llamaba la atención el ensañamiento en contra de la joven. Algo más hubo para que la mataran así. No se trataba de un simple robo. Una situación que confirmarían con el correr de los días.
Entonces, los pesquisas se quedaron con dos opciones. O bien Priscila fue atacada para robarle el celular y llevada al barrio Ampliación Elena White porque había reconocido a uno de sus atacantes, o un conocido ofreció llevarla a su casa, pero terminaron en otro lado. Durante la investigación se sospechaba que estaba oculta en alguna vivienda de ese caserío. Por lo menos hasta el jueves 25 la mantuvieron atada (se comprobó por las lesiones que tenía en sus muñecas) con vida.
El hallazgo de sangre que pertenecería a la joven, en la casa del hijo del principal sospechoso, serviría para probar que estuvo en el barrio. Se cree que Priscila estuvo cautiva durante varios días y cuando la Policía comenzó a buscarla en el barrio los delincuentes la asesinaron a golpes.
Después de que se produjeran varias detenciones, el “Gordo”, el supuesto transa que se encarga de manejar el negocio del narcomenudeo en el barrio, habría ordenado que el cuerpo de la joven sea plantado lejos de ese lugar.
La joven estuvo desaparecida durante nueve días. Había sido vista por última vez en la mañana del domingo 22, cuando salía de trabaja de un motel de El Manantial. Nada se supo de ella hasta el frío martes 31 de julio, cuando el cuerpo de Priscila fue hallado junto a cañaveral por donde ya la habían buscado.