En Adolfo de la Vega al 600 “hay robos de todo tipo”, dicen vecinos y comerciantes

En Adolfo de la Vega al 600 “hay robos de todo tipo”, dicen vecinos y comerciantes

Se producen ataques de “motochorros” y violentos asaltos a los locales de esa arteria.

CANSADA. Guillermina enfrentó a un ladrón que entró a su panadería. la gaceta / fotos de antonio ferroni CANSADA. Guillermina enfrentó a un ladrón que entró a su panadería. la gaceta / fotos de antonio ferroni
07 Agosto 2018

Quienes transitan a diario por la avenida Adolfo de la Vega al 600 aseguran que esa arteria se convirtió “en un corredor de la delincuencia” en el que se registran robos de todo tipo y a cualquier hora del día.

Según sus testimonios, la esquina con Lavalle es el lugar más conflictivo y donde las principales víctimas son los conductores que, cuando se detienen en los semáforos, sufren los ataques de los rompevidrios y de los motochorros que actúan en esa zona.

José Caldez, de 77 años, tiene un kiosco en esa intersección, a metros de una parada de colectivos. “Me cansé de ver ataques de “rompevidrios” y de “motochorros” que atacan a los automovilistas o a los motociclistas. Sobre todo a la mañana temprano, cuando los vecinos salen a trabajar”, cuenta.

“Rompen los vidrios de los autos para robar o atacan a quienes están en la parada esperando el colectivo. Una vez atacaron a patadas a una mujer para robarle”, recuerda.

Robos a comercios

Pero también se producen asaltos a negocios y a domicilios, afirman quienes trabajan o viven en la zona. Las personas consultadas por LA GACETA sostienen que en muchos casos reconocen a los ladrones, porque son de barrios cercanos y que los ven merodear ese sector con frecuencia. “Andan cazando, son chicos de la zona y también de otros barrios cercanos. Van desde la Roca hasta la Mate de Luna buscando alguna víctima”, explicó Oscar Ledesma.

Guillermina tiene una panadería sobre esa cuadra. Explica que en los 20 años que lleva trabajando en esa cuadra, fue víctima de varios atracos. Pero recuerda uno en particular, por la violencia con la que actuó el ladrón, ocurrido hace apenas dos meses.

CUSTODIA. En una casa de juego, un perro Dóberman protege a su dueña.  CUSTODIA. En una casa de juego, un perro Dóberman protege a su dueña.

“En todo este tiempo me asaltaron varias veces, pero esa vez fue terrible. Actuaron sin escrúpulos. Eran dos en moto, se subieron a la vereda y el que iba como acompañante se bajó y entró. Era un sábado a primera hora de la mañana”, recuerda.

La comerciante cuenta en el negocio se también se encontraba uno de sus hijos, quien tiene una discapacidad. “El ladrón lo encañonó y me decía que si no le daba la plata lo iba a matar. Estaba desesperada porque no tenía efectivo, acababa de abrir”, comenta.

La mujer cuenta que al ver que el delincuente amenazaba con matar a su hijo, decidió hacerle frente. “Fue instintivo, como un impulso. Le di un rodillazo y lo agarré del cuello. Le dije: ‘vení y disparame a mí’. Salió corriendo”, cuenta Guillermina.

Más robos

Daniel Humberto Rueda tiene una peluquería en la zona. Todavía recuerda con temor el violento robo que sufrió hace tres meses, cuando tres asaltantes armados ingresaron a su local.

“Había abierto hacía dos semanas. Estaba atendiendo a un cliente. La puerta estaba entreabierta. De pronto entró un tipo con una tumbera y después otro, que tenía un cuchillo, y luego otro. Todo fue muy violento. Nos amenazaban con matarnos si los mirábamos”, cuenta Rueda.

El comerciante explicó que los ladrones llegaron en dos motos, una enduro y otra de baja cilindrada. Eran cuatro. Tres entraron y otro se quedó afuera de “campana”. “Llevaban tumberas y cuchillos. A un chico de 14 años le pusieron el cuchillo en la garganta. Nos obligaron a tirarnos al piso y nos amenazaban con matarnos si los mirábamos”, señaló.

“Se llevaron la recaudación, un televisor de 50 pulgadas y otras cosas. Estuve una semana con mucho miedo y no quería abrir el local. Ahora tengo guardia por las noches”, explicó.

“A nosotros nos rompieron los vidrios de algunos autos que teníamos para reparar y que estaban estacionados en la vereda. Se llevaron los estéreos y alguna otra cosa”, contó Cristian Ingalina.

“A nosotros no nos roban porque estamos enrejados, tenemos cámaras y hasta un perro dóberman para protegernos”, indicó Ana Laura, quien atiende una agencia de quiniela.

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