Hay hechos que marcan a fuego la vida de una persona. ¿Cuánto puede modificar un sólo partido la carrera de un futbolista? Mucho, muchísimo.
El 13 de diciembre de 2006, Matías Cahais debutó en la Primera de Boca, en el partido más importante del año: la gran final contra Estudiantes de La Plata. Ricardo Lavolpe -por entonces, técnico del “Xeneize”- había decidido mandarlo a la cancha debido a que dirigentes de Real Madrid habían llegado a la Argentina para verlo en acción. Aquella tarde, en la cancha de Vélez, un Boca lleno de problemas internos, de peleas a causa del ego y de mala relación entre los referentes y el entrenador, cayó ante el “Pincha” y se quedó con las ganas de lograr un tricampeonato que parecía cantado.
Cahais sufrió como pocos ese golpe. El pibe con proyección europea fue apuntado por algunos como uno de los culpables de la derrota, pese a que el gol de Mariano Pavone se produjo debido a una mala salida del arquero Aldo Bobadilla.
Tras ese episodio, el central jugó un puñado de partidos más en La Ribera, y partió rumbo a Suiza para jugar en Groningen.
“Pasaron muchos años. Yo tenía 17 o 18. Era muy chico. Por ahí eso hizo que mi carrera tomara otro rumbo, pero después pude recomponerla”, cuenta Cahais a LG Deportiva.
Hoy está feliz y lo hace saber. “Tuve la suerte de recuperarme de esa situación. Fui campeón del mundo juvenil; jugué muchos años en Racing y pasé por clubes importantes. Además, aprendí a vivir el fútbol de otra manera”, afirma el central, a casi 12 años de aquel episodio. Hoy, con muchos partidos sobre sus espaldas, distribuidos en varios clubes grandes de América, apuesta a hacer historia con San Martín.
Llegó hace algunas semanas y estuvo en el banco de suplentes en el duelo con Patronato, por Copa Argentina, ese que le dio al “Santo” la chance de enfrentar a Boca en dieciseisavos de final -en caso de que el “Xeneize” elimine a Alvarado el miércoles-. “Enfrenté muchas veces a Boca. Me fui hace 10 años de ese club y le estoy inmensamente agradecido porque fue donde me formé como jugador y como persona”, avisa. Y luego deja en claro que quiere que San Martín tenga hilo para rato en ese torneo. “Obvio que quiero ganarle. Si se llega a dar ese cruce espero que estemos a la altura y que podamos sacar adelante la llave. Hay que ganar y ganar”, sostiene el zaguero, que debutará hoy en el clásico revancha contra Atlético.
Debido a la expulsión de Maximiliano Martínez, a la lesión de Lucas Diarte y a la carencia de laterales por izquierda que tiene el plantel, Cahais no jugará en su posición natural, sino que lo hará como “número 3”.
“Es el partido más lindo para debutar”, dice, con algo de brillo en sus ojos. “Los clásicos son partidos diferentes, apartes. No importa si son amistosos. Son duelos especiales, mucho más en ciudades donde la rivalidad está tan marcada. Por eso tenemos que jugar bien, ganar y tratar de que nos sirva de cara al inicio de la Superliga”, agrega.
San Martín avanzó en Copa Argentina y eso es un buen augurio para el defensor. Pero eso quedó en el pasado; ahora quiere seguir sumando aspectos positivos con una camiseta que espera le brinde muchas sonrisas. “Quiero ganar el clásico porque eso llenará de alegría a nuestra gente y será un buen envión para nosotros. Trabajamos mucho y nos debemos un triunfo de ese calibre. Además, una victoria puede inyectarnos mucha confianza de cara a lo que se viene y eso en el fútbol siempre es fundamental. Igualmente, tenemos que estar tranquilos y saber que acá, lo más importante es hacer una buena Superliga para mantener la plaza”, señala.
Cahais supo sobreponerse a cada contingencia, siempre poniéndose objetivos cortos y claros. Por eso avisa que desde que arribó a Bolívar y Pellegrini tiene la mirada puesta en una sola cosa. “Quiero mantener la categoría. Ese es el objetivo que tenemos y hay que cumplirlo. Después veremos si podemos aspirar a algo más”, cierra el defensor que superó todos los obstáculos y ahora quiere empujar al “Santo” desde el fondo.