Cuando restan pocos días para que se cumplan cuatro semanas de su desaparición, en El Cadillal y en el resto de la provincia muchos siguen preguntándose lo mismo. ¿Qué pasó con Martín y Facundo Jiménez? Hasta el momento, nadie puede responder ese interrogante. Y gran parte del misterio podría develarse cuando se recupere la lancha que utilizaron el día en que desaparecieron. El problema es que cumplir con esta tarea, dados los recursos con que cuenta la Provincia, es casi imposible.
Padre e hijo se reunieron en el Tucumán Yacht Club de esa localidad. Las cámaras de seguridad registraron imágenes con las que se comprobó que tomaron una motosierra y que se fueron a buscar leña a la zona de la Barranca Colorada, en la costa norte del espejo. Según coincidieron varias fuentes, utilizaron una embarcación que no estaba en buenas condiciones, en un día en el que corría viento y el lago estaba cubierto por una densa bruma.
Los pocos lugareños que habitan en esa zona coincidieron en señalar que escucharon el ruido de la motosierra entre las 17 y las 18. Minutos después, cuando el sol se estaba poniendo, sintieron varios gritos, pero no pudieron observar nada por las pésimas condiciones climáticas. Desde un primer momento se pensó que ambos se podrían haber ahogado al hundirse el bote que podrían haber sobrecargado. Esa teoría se mantuvo hasta después de que se encontraran los cuerpos, varios días después.
Sin embargo, todo cambió cuando el fiscal Washignton Navarro Dávila recibió el informe de la autopsia de Martín Jiménez. Los peritos establecieron que no había fallecido por ahogamiento, que no había sufrido un infarto ni un ACV. Estimaron además que los pies fueron la única parte de su cuerpo que estuvo sumergido durante mucho tiempo. Tampoco le encontraron alguna lesión provocada por un arma o golpes. La Justicia, entonces, envió muestras para que sean analizadas en Salta.
Para los especialistas en la materia, analizar la embarcación será clave. Allí se determinará si sufrió algún daño en un supuesto caso de agresión. “Pese a que hasta el momento no nos lo pidieron, estamos haciendo un rastrillaje para encontrar la embarcación. No es una tarea sencilla, pero puede dar sus frutos. El problema es ubicarla, no sacarla del agua”, indicó el comisario Mario Herrera, jefe de la Policía Lacustre.
“El sistema consiste en atar un gancho en un extremo de una piola y hacerlo pasar por el fondo. Si engancha algo sospechoso, se sumerge el buzo para ver de qué se trata. Esa técnica se conoce como ‘peinado’”, indicó.
La zona donde supuestamente se encontraría la embarcación es la más profunda, según se explicó. Hay entre 18 y 42 metros de profundidad. La tarea se simplificaría si la Lacustre contara con una ecosonda o con cámaras especiales para ubicar la embarcación, precisan las fuentes. Se dispuso de unas al principio, que durante la búsqueda detectaron objetos sospechosos, aunque ninguno fue del bote en cuestión.
Sin embargo, en esta época del año, no es sencillo cumplir con esta tarea. “Nuestros buzos no pueden aguantar más de tres minutos sumergidos. El agua, cuanto mucho, está a nueve grados y no tenemos los equipos especiales para protegernos. Normalmente, los hombres salen del agua descompuestos”, indicó.
Durante la búsqueda de los cuerpos de los Jiménez, buzos de Prefectura Naval se sumaron a la tarea de rastrillaje. Llegaron con modernos equipos (conocidos como “Trajes Secos”) que tienen incorporado linternas y equipos de comunicación. Ya habían sido utilizados para realizar un documental sobre la vida de camarones en las costas de la Patagonia. También utilizaron equipos de iluminación que facilitaron el trabajo, pero la Lacustre tampoco cuenta con ese equipamiento para seguir empleándolo ahora.
“No contamos con esos elementos por lo que la búsqueda que realizamos es ‘a tacto’. Nuestros hombres tocan el fondo del lago para tratar de encontrar algo”, concluyó el comisario Herrera.
Los posibles móviles de la causa
1- La Justicia no desechó de manera total la hipótesis de que los Jiménez hayan sufrido un accidente con su embarcación.
2- Otra línea de investigación es que el padre y el hijo podrían haber sido víctimas de una venganza. El mayor fue querellante en un juicio por el crimen de su ex esposa.
3- Si se llegara a determinar la hipótesis de un crimen, los Jiménez podrían haber estado involucrado en un disputada externa por tierras.