“Taca-gol”, “Taca golazo”: el pasaporte de San Martín a 16avos de final de la Copa Argentina tiene apodo, nombre y apellido: Claudio Bieler, un centrodelantero completo, que ante Patronato demostró tener cabeza para abrir el partido y una zurda deliciosa para cerrarlo.
La victoria 2-1 en el estadio de Morón valió para el “Santo” no solo un cheque de 560.000 pesos, sino también la expectativa de un cruce con Boca (si vence a Alvarado) y una interesante perspectiva de cara al inicio de la Superliga.
Veinte minutos ideales tuvo el equipo de Darío Forestello. Salió a imponer condiciones y lo plasmó en la red muy pronto, a los 5 minutos. Con una jugada de pelota parada: el guante en el pie de Marcos Figueroa para ejecutar un córner, el oportunismo de Bieler para sacarse encima su marca, ir a buscar al primer palo, y cabecear abajo ante un Bertoli inerte.
El “Santo” siguió dominando pelota y territorio en los diez minutos que siguieron. Patronato permanecía groggy por el tempranero impacto. Figueroa desbordaba, “Tino” Costa metía pelotas filtradas, Bieler aportaba como pivot y se asociaba principalmente con un Matías García picante. Nicolás Giménez, con mucha movilidad, tampoco desentonaba.
El único pecado de San Martín fue no aprovechar ese lapso para aumentar la ventaja. Y de a poco el “Patrón” fue saliendo. El equipo de Paraná tiene jugadores de buen pie, en particular Matías Garrido y Mauricio Sperdutti. Y Pablo Ledesma mantiene su clase con la pelota a pesar del paso de los años. La lesión –y reemplazo- del punzante Figueroa coincidió con el bajón del “Santo”.
Pese al estado del campo, o como consecuencia de ello, el juego se hizo de ida y vuelta. El medio era zona de tránsito y San Martín empezó a mostrar sus debilidades, en particular a la hora de tomar marca en el medio. La zaga central -Lucas Acevedo/Rodrigo Moreira- también exhibió fragilidad en varias jugadas.
Así, Patronato generó cuatro situaciones claras de gol hasta el intervalo. Si no llegó al empate fue por un par de buenas respuestas de Ignacio Arce y su falta de contundencia. Tras la pausa, volvió la llovizna espesa, y al equipo de Forestello se le empañaron las ideas aún más. Desde el reinicio y antes de que el cronómetro marcara la hora de juego, Patronato tuvo dos penales a favor (el primero, por la falta de timming de Moreira). Uno lo desperdició Bertoli al rematar por sobre el travesaño, el otro lo aprovechó Sperdutti con un remate fuerte y al medio.
La igualdad le hacía justicia al trámite. San Martín sólo había inquietado con un remate de media distancia de Giménez que impactó en el travesaño. El empate sacudió su modorra, pero ya no elaboraba las jugadas colectivas enhebradas en el primer tiempo. En el peor momento de un por entonces inconexo San Martín y cuando la cosa parecía de mínima encaminarse a los penales, García peleó y ganó una pelota que parecía irse por línea de fondo y habilitó a Bieler, que se perfiló para la zurda y sacó un tiro de emboquillada al segundo palo de un atónito Bertoli.
Corrían 79 minutos y hasta el final fue todo del “Santo”. Cuando Patronato se acercó, volvió a aparecer Arce. Con eso alcanzó, y terminó sobrando para que San Martín se fuera de Morón con una sonrisa amplia y la fiesta de su tribuna: un guiño para lo que viene, empezando por el duelo del domingo en casa ante Atlético.