Ayer, el portón de entrada del instituto Julio Argentino Roca permaneció cerrado. Detrás de las rejas del edificio de avenida Francisco de Aguirre al 400, un policía impedía el acceso a cualquier persona ajena a la institución, donde están alojados menores en conflicto con la ley penal. Para entrar, no bastaba estar autorizado. El guardia debía consultar además a sus superiores antes de abrir las puertas.
La escena contrastaba con lo que ocurría hasta la tarde del martes pasado, cuando se registró la cinematográfica fuga del “Gordo”, un adolescente de 17 años que se escapó con la ayuda de su hermana de 15 años. El evadido es hijo del líder narco Mario Dardo “El Mono” Reyna, quien actualmente se encuentra detenido.
“Este no es un penal; el marco legal es diferente; no tenemos un régimen penitenciario. Lo que se investiga es si hubo negligencia del personal policial. Todos los internos son tratados de la misma manera”, explicó Daniel Alejandro Navas, director del instituto.
Navas indicó que es el personal policial que está en la entrada el que hace los controles de la documentación personal y de las tarjetas de acceso. “Sólo pueden entrar familiares directos o un tutor autorizado”, dijo. Son ocho los policías que cubren los tres turnos durante todo el año. Están los que custodian el destacamento, los que realizan los traslados y los que cuidan el perímetro. “Es la primera vez en más de 20 años que se registra un incidente de estas características. Jamás había ocurrido esto. Es un hecho inédito. Tiene que ver mucho con lo que ocurre afuera”, opinó. “El Gordo” estaba alojado en el Roca desde hace un mes, cuando fue imputado de de matar de tres disparos a Fabio Sebastián Farías (18), a quien acusaba de haber aportado a la Policía Federal los datos que les permitieron desbaratar a la organización delictiva y detener a sus líderes.
El adolescente también está acusado de los crímenes de Gustavo Farías (hermano de Fabio) y Ezequiel Navarro, primo de los Farías. Los dos homicidios se registraron en 2016. “El Gordo” fue capturado en Santiago del Estero, donde estaba oculto, tras esos hechos.
Mientras estuvo internado en el Roca, el “Gordo” pasó por tres etapas: primero estuvo alojado en el sector de ingreso, donde pasó un período de adaptación de diez días; luego fue llevado al de permanencia; hasta que en los últimos días fue ubicado en un espacio de autonomía pasiva. El hijo del “Mono” tuvo que convivir con los aproximadamente 20 adolescentes que están alojados allí. “Generalmente el número varía entre 16 y 25 internos”, explicó una fuente consultada. Según trascendió, no habría protagonizado incidentes y habría mantenido una buena relación con sus compañeros.
Ayer, el director del instituto se reunió con autoridades del Ministerio de Seguridad. “Ellos serán los encargados de los lineamientos en seguridad”, indicó Navas.