RIO DE JANEIRO, Brasil.- El aspirante derechista a la presidencia de Brasil Jair Bolsonaro confirmó su candidatura en la convención de su partido. El postulante, de 63 años, formalizó su aspiración ante unos 3.000 seguidores durante un acto en Río de Janeiro en el que prometió “rescatar Brasil”.
Bolsonaro ha levantado olas de indignación por sus comentarios racistas y homofóbicos, pero muchos en Brasil lo ven como el hombre que puede acabar con la inseguridad que golpea al país.
Las encuestas le ubican en segundo lugar, muy por detrás del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, cuya candidatura aún debe superar escollos legales para concretarse, debido a las condena por corrupción que enfrenta actualmente.
Sin Lula en el horizonte, Bolsonaro encabeza las primeras encuestas de opinión antes de las elecciones de octubre, con Ciro Gomes desafiando a la más moderada Marina Silva por el segundo lugar.
Bolsonaro, un ex capitán del ejército, aboga por controles de armas más flexibles, lo que le ha valido un amplio apoyo entre el sector agrícola de Brasil.
Apoya abiertamente la dictadura militar brasileña de 1964-85, y ha aprovechado de la creciente desilusión de los votantes tras años de crisis políticas y económicas.
El ascenso de Bolsonaro y su partido se explica en el contexto del desaliento que abruma a los brasileños luego de un par de años de sacudones políticos, desde el proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff, el ascenso de Michel Temer -el mandatario con peor imagen del que se tenga memoria: sólo un 2% lo apoya- y el encarcelamiento de Lula, el candidato con mayor intención de voto.
Esta situación puede derivar en una oleada de abstenciones, votos en blanco y nulos en las elecciones de octubre. De acuerdo con una encuesta de Ibope, el 41% no votará en octubre, y el 80% descree de los partidos. Es un récord en estos 33 años de democracia en el país y, entre los factores principales figuran el desempleo y la corrupción.
La consultora indicó que, entre los “decepcionados”, seis de cada 10 son mujeres de entre 35 y 44 años de edad. La parte femenina de la población representa 52% del total de los ciudadanos habilitados para votar.
Lo que pesa entre los desilusionados son los escándalos de corrupción que han manchado a los principales partidos, entre ellos el del gobierno: el Movimiento Democrático de Brasil.
El contexto económico tampoco ayuda. Con una actividad que no se recupera y altos índices de desempleo, siembra la desconfianza en el potencial que tendrá el futuro gobierno para modificar la situación. (DPA-Especial)