Sailor Moon y Dragon Ball coparon Mundo Animé en Tucumán
Un grito ensordecedor, coordinado como si estuviese ensayado, estalla y ocupa todo el salón del hotel frente al parque 9 de Julio. No entra ni un alfiler más y una colección de adolescentes y jóvenes disfrazados están pegados al escenario y a las pantallas. Acaba de agarrar el micrófono Paty Acevedo, una actriz mexicana con un larguísimo currículum de doblajes en películas, pero acá lo que vale es que esta señora de 60 años, petisita y pocas veces vista en vivo, es la voz de Sailor Moon y de Lisa Simpson. Y cuando hace la voz de la guerrera japonesa, la tucumana “Megan Kahler” (su seudónimo), explota.
“Es que Sailor Moon es mi infancia. La habré visto cuando tenía 10 años más o menos y la vi varias veces después. Con el paso de los años, vas entendiendo más la trama de la serie, ves cosas nuevas”, dice la joven de 24 años, enfundada en un meticuloso traje de la fría y rencorosa Black Lady, una de las archienemigas de la heroína juvenil, de pelos larguísimos y falda llamativamente corta.
Sailor Moon y Dragon Ball. Esas dos tiras que coparon la televisión durante la década de los 90, han vuelto con todo. Y la cuarta edición de Mundo Animé Tucumán, una expo de la cultura oriental enfocado en el animé, los videojuegos y el k-pop (pop coreano), quedó demostrado: buena parte de los cosplayers que transitaron la muestra recreaban personajes de alguno de esos dos dibujitos.
Durante dos días, niños, adolescentes, jóvenes y eternos adolescentes tuvieron su espacio para ser ellos mismos en su mundo de fantasía. Disfraces, espectáculos en vivo, juguetes, figuras de colección y una infinidad de objetos de la cultura oriental estaban ahí para admirar y comprar.
Chicos raros
Quizás hace algunos años, cuando esta movida era sólo para unos pocos, a Moisés Velárdez y a Eliana Silva -ambos de 18 años- les pesaba un poco ser los raros del curso. Pero ahora no, y no es porque hayan dejado de serlo, sino porque ya no les molesta. Es que cada vez más gente se deja llevar por las ganas de jugar, de personificarse, de meterse por sus propios medios en los dibujitos que no quieren olvidar jamás porque los acompañaron siempre.
“Nada... los escuchás y listo (a quienes te dicen raro). Pero uno se acostumbra y deja de prestarles atención. Además, comenzás a juntarte con la gente que comparte este gusto. Las convenciones son buenísimas para eso, siempre hay buena onda y estamos todos en la misma. Y además te dan abrazos gratis”, dice Moisés, encarnando a Izuku Midoriya, el protagonista de Boku no Hero Academia, una de las últimas series de Animé con la que los chicos comienzan a engancharse. Eliana, en cambio, se vistió de una “maid”, una especie de sirvienta oriental.
Las fotos y las selfies, los saludos, todo el mundo predispuesto a conversar y compartir experiencias fueron las constantes en este encuentro “nerd”. Al final, las palabras de Moisés y de Eliana fueron las justas: las convenciones de animé son esos lugares donde los chicos “raros” del curso se convierten en chicos “normales”.