Ser de las inferiores cada vez es menos complicado en Atlético. Sería engañoso formular la frase diciendo que cada vez es “más fácil” ya que siempre ha sido una condición difícil de llevar para cualquier pide “decano” y Jonás Romero lo sabe.
Sabe que fue complicado pero también sabe que desde los 14 años estuvo bien contenido en su club de origen. Dirigido y señalado como la joyita por Jorge Artero en la Novena, jugó torneos nacionales en los que Atlético decidió participar para empezar a tener sus propios cracks.
El delantero, a punto de cumplir los 18, será suplente esta noche pero tiene asegurados unos minutos desde el banco y no es casualidad. “Jugar un clásico es lo que todos soñamos, algo hermoso. Si me toca jugar voy a dar lo mejor”, le anticipa a LG Deportiva.
Será su primer clásico pero no su primer partido con la Primera de Atlético. Ricardo Zielinski lo puso de titular en aquel partido de 16avos. de final de la Copa Argentina ante Independiente y en el último de la temporada pasada, contra Lanús.
“Creo que (Zielinski) me va a tener más en cuenta este año. Y eso que todavía no jugamos por los puntos”, anticipa Romero. No se trata de una suposición alocada. La cantidad de refuerzos y de jugadores de inferiores que tuvo la pretemporada para Atlético es una buena señal.
“Trajimos 11 juveniles a Salta. Es uno de los proyectos que tenemos. Seguramente en algún momento Atlético tendrá muchos jugadores surgidos de ahí en Primera”, se jactó el “Ruso” que hasta ahora solo reforzó el plantel con cinco jugadores de afuera. En Belgrano, donde estuvo más de cinco años, el entrenador promovió el debut de 19 jugadores juveniles.
A esta pretemporada, Romero la compartió con Tomás Cuello (ambos estuvieron en una preselección nacional U19) y Ramiro Ruiz Rodríguez, compañeros suyo en aquella Novena de 2014, dirigida por Artero, toda una señal.
Con quien también compartió la pretemporada fue con Luis Rodríguez, su ídolo. “Es increíble, todos los días aprendés algo diferente de él. Te sorprende todo el tiempo”, cuenta Jonás que no solo tuvo y tiene profesores fuera del campo sino también, dentro de él.
“Generalmente estoy con un compañero viéndolo y nos reímos porque todo lo hace muy fácil”, confiesa. “Por ejemplo, los goles imposibles. Le dan un pase de espalda, la levanta (a la pelota) con dos toques y la mete”, detalla Jonás sobre una admiración que va más allá de todo pero que aún no ha podido romper ciertas barreras.
“Todavía no le dije nada de esto a él. Tengo vergüenza”, explica. Quizás esta temporada, en la que él cree que Zielinski lo tendrá más en cuenta y en la que compartirá más tiempo con el “Pulguita” y rodeado de sus amigos de siempre, junte el coraje para decírselo.
Mientras tanto, Romero quiere jugar su primer clásico con Atlético y tachar algo más de su lista. Como la joyita que prometen que será, no estará nada mal que lo haga esta noche.