La ciudad se está volviendo chica para la cantidad de vehículos que circulan por San Miguel de Tucumán: cada día ingresan al microcentro 320.000 autos, 130.000 motos y 1.200 colectivos, según datos municipales. Entonces, pareciera que para algunos rige la ley de la selva: hacen lo que sea para poder estacionar. Así es como aparecen cordones pintados de amarillo en lugares en donde deberían estar blancos, conos naranjas en entradas de viviendas y hasta cartelería arrancada de “raíz”.
Son los márgenes del microcentro en donde más se encuentran irregularidades respecto del estacionamiento, comenta Enrique Romero, subdirector de Tránsito y Transporte Operativo de San Miguel de Tucumán. Entonces, ejemplifica con que en Salta al 700, los dueños de departamentos o consultorios de esa zona arrancan la cartelería vertical para estacionar los vehículos en un lugar donde está prohibido hacerlo las 24 horas. Otros ejemplos que da son: en 25 de Mayo y Sarmiento también arrancan la cartelería para no evidenciar la falta que cometen; en Marco Avellaneda, a la salida de los túneles, utilizan las calles alternativas para aparcar y hasta lavan autos. Mientras que en España y 25 de Mayo -agrega el funcionario- no les importa nada, porque a pesar de los carteles prohibitivos y los cordones amarillos aparcan en las dos aceras. “En la nueva calle que abrimos en España, entre 25 de Mayo y Laprida, a pesar de que organizamos el estacionamiento en 45 grados sobre la mano izquierda, ya empezaron a dejar los autos a la derecha”, añadió el funcionario municipal.
Avivadas
“¡Basta de vivos!” escribió en su historia de Instagram Diego Viruel, un vecino de San Miguel de Tucumán y productor de Canal 10, enfurecido por las avivadas de algunos conductores de vehículos que pintan los cordones de la vereda de amarillo para tener asegurado el estacionamiento frente a sus viviendas o negocios.
El hecho al que se refería Viruel es el de mitad de cuadra de Marcos Paz al 400, en donde pintaron unos tres metros del cordón de color amarillo. Personal del negocio de pastas que está enfrente señaló a las autoridades municipales que ellos no lo hicieron. A los pocos días apareció pintado de blanco (que no indica prohibición de estacionar).
“Cosas como estas se repiten por toda la ciudad. Esa pintura se consigue en cualquier local, entonces pintan el cordón o el cajón como si nada. Eso sólo puede hacerlo el municipio. Tucumán es una facultad de bobinas”, contó Romero.
El funcionario aclaró que a veces se hacen excepciones y se les permite tener pintado de amarillo el cordón, pero son hechos muy escasos (“primero se hace un pedido y después se abona”). Recordó el de una psicóloga, cuyo consultorio está ubicado en San Martín al 200, que tiene una discapacidad y que sólo puede circular en silla de ruedas. Por ese motivo, y para que baje y suba del auto de una manera segura, le otorgaron el permiso (con previo análisis). En las entradas de los bancos sucede lo mismo.
Con pintura y pincel no se acaban las artimañas de los automovilistas que circulan por la ciudad. Otra modalidad para asegurarse el estacionamiento, como lo refleja una foto enviada por Whatsapp a nuestro diario, en Mitre al 600, es la de colocar conos viales -los de color naranja- en la entrada de sus casas o negocios, que en Mercado Libre se pueden conseguir a unos $ 350.