El martes fue un día atípico en la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).
Quienes tenían turno para el día anterior no se presentaron en su momento por el paro general que se realizó a nivel nacional.
Por eso el martes acudieron con la esperanza de ser atendidos. Sin éxito, y ante la falta de respuesta de los empleados del organismo, cortaron el tránsito en la esquina de la calle 25 de Mayo y Córdoba durante una hora y media, antes de irse a sus casas sin solución.
El titular de la Anses en Tucumán, Daniel Ponce, manifestó a LA GACETA que no está autorizado para hacer declaraciones sin antes coordinar con los responsables a nivel nacional. De todas formas, trabajadores del organismo insistieron en que el lunes habían trabajado.
Sin embargo, la información que llegó a los beneficiarios fue distinta, según dijeron a este diario. “Yo llamé al 130 y me dijeron que no atendían”, comentó Cintia Monti con su hija en los brazos, haciendo referencia a la línea habilitada por Anses para hacer consultas sobre el funcionamiento de la entidad. Cerca de una decena de personas se encontraban en la misma situación que Monti.
Desde el organismo se desligaron de responsabilidad al sostener que, al menos la sede de San Miguel de Tucumán no tiene injerencia en el funcionamiento de esa línea.
Teléfono descompuesto
Otro malentendido tuvo lugar en torno a una supuesta solución.
Ayer, la Anses confirmó que se reprogramarán los turnos que fueron extendidos para el lunes.
Según dijeron, ofrecerán nuevas citas en el corto plazo a quienes, demostrando que tenían turno para el lunes, se acerquen al organismo en los próximos días.
Pero esto no quedó claro el martes. A pesar de que trabajadores del organismo aseguraron a este diario que se reprogramarían los turnos lo antes posible, la realidad que se vivía en la entrada de la sede era otra.
Quienes se acercaban a la puerta con turnos para el día del paro eran rechazados por un agente de la Policía Federal que les decía que tendrían que sacar un nuevo turno. Esto implicaría, para los beneficiarios, esperar uno o dos meses más para ser atendidos, lo que se agregaría al tiempo que estuvieron esperando que llegue el día lunes, en que se frustró su cita.
Lourdes Abregú, quien sacó el turno con más de un mes de anticipación, planteó otro problema respecto a sacar un nuevo turno: el costo. “$ 50 nos cuesta cada turno”, reclamó junto a otras beneficiarias que manifestaban idénticas quejas.