SAN PETERSBURGO.- Poco, prácticamente nada, hay en común entre la versión apática e intrascendente de Lionel Messi que salió ya derrotada al césped en el duelo contra Croacia, y la que ayer se puso el equipo al hombro en lo que era una final contra Nigeria.
¿Le pedían goles? Solucionado: abrió el camino de la victoria con un verdadero golazo, que merece tal categoría no sólo por la definición, de derecha -su pierna menos hábil-, sino también por la clase con la que controló ese tremendo bochazo de Ever Banega, en dos toques sin dejar que la pelota tocara el suelo. Y ahí sí: remate cruzado y a cobrar.
Cerca estuvo de marcar el segundo, de tiro libre, pero el palo se lo negó. El arquero no llegaba.
¿Le pedían actitud y liderazgo? Se mostró activo, reclamando las pelotas que no había pedido ante Croacia, tocando y yendo a buscar, tirándose al piso para defender. Hablando. De hecho, ya desde el himno, su mirada era completamente diferente a la angustiosa y premonitoria estampa en Nizhni Novgorod. Y en el entretiempo, fue él quien arengó a la tropa. Ni Mascherano ni nadie más. Él.
Para Messi, el Mundial comenzó ayer: cortó una racha de 660 minutos sin marcar en una Copa del Mundo (el último había sido precisamente contra Nigeria, en la primera fase de Brasil 2014) con el gol número 100 de esta edición. Además, fue elegido mejor jugador del partido. Fue una revancha no sólo para él, sino para quienes lo respaldan ante las críticas.
“No recuerdo tanto sufrimiento... Por la situación y lo que nos jugábamos. Fue un desahogo muy grande para todos porque tuvimos días complicados por los resultados y por muchas cosas que salieron (en los medios)”, se descargó el capitán.
“Fue un partido muy parejo donde nostros controlamos todo el primer tiempo y queríamos tener un segundo tiempo similar, pero el empate nos complicó todo. Nos desesperamos y buscamos atacar muy rápido, pero por suerte se nos dio”, agradeció Leo, un verdadero termómetro del equipo: los mejores momentos de Argentina, y también los peores, coincidieron con los de él.
Si bien recién ha dado el primer paso, la Selección ya se ha sacado de encima la preocupación de volverse en primera ronda, un destino a todas luces inaceptable para su exigente público. Ahora, tendrá que refrendar la hazaña el sábado en Kazan, ante la Francia de Antoine Griezmann.
“Vimos todos sus partidos, como todos los de este Mundial. Es una selección muy completa, con jugadores de primer nivel y delanteros muy rápidos que hacen diferencia. Tienen a algunos compañeros míos y va a ser complicado”, anticipa Messi. Aunque si él está inspirado, nada parece imposible. (DPA-Especial)