Es el conjunto de normas, papeles y trámites necesarios para gestionar una actividad administrativa. Pero también la administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas. La burocracia es una marca registrada del Estado y la padecen casi a diario los ciudadanos en las distintas reparticiones. La morosidad o la poca consideración con el público reflejan muchas veces una actitud próxima a la insensibilidad.
Todos los días hábiles, desde la madrugada, varios tucumanos hacen cola en las inmediaciones de la sede de Córdoba y 25 de Mayo con la esperanza de obtener un número para ser atendidos en la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Algunos de edad avanzada les pagan a otras personas para que hagan la fila desde temprana hora y así poder lograr su objetivo.
En nuestra edición de ayer, publicamos la historia de Marcela, que tuvo un accidente de moto hace dos años y cuatro meses: se fracturó dos vértebras cervicales y quedó paralizada. Cobraba hasta entonces la Asignación Universal por Hijo y el plan Ellas Hacen, pero como no puede ir a la escuela, donde aprendía un oficio, se lo sacaron a este último. La mujer de 45 años, que sólo puede mover los ojos y hablar, cada vez que tiene que hacer un trámite en la Anses es transportada en un motocarro, la bajan en una reposera, luego la instalan en una silla de ruedas y la ingresan al local. Ella debe firmar con su huella digital.
“Me explicaron en la Anses que como es un plan social, ella tiene que venir a hacer los trámites, no puede poner una apoderada. Es un problema trasladarla, más con el frío, pero hace dos meses que está sin cobrar y los remedios para los huesos son caros”, contó su suegra. El marido de Marcela dijo que esa entrada de plata es fundamental para la familia que vive en el barrio Juan XXIII. Contó que a la silla de ruedas se la piden prestada a una vecina y que ahora están tramitando la pensión por discapacidad.
El responsable local de la Anses dijo que hay trámites que son personales, pero pueden hacer una excepción si la persona lo requiere. “Hay muchas situaciones que nos plantean y, si son atendibles, nos podemos trasladar hasta el domicilio de la persona. Todas estas situaciones deben consultarse por secretaría”, dijo. Sin embargo, la suegra de Marcela afirmó que nadie le había comentado acerca de esa opción.
Pese a la explicación del funcionario de la Anses, alguien que se apersona a esa sede, cuya discapacidad es elocuente, debería inmediatamente despertar la amabilidad de cualquier empleado para solucionarle el problema. Se suele esgrimir, no sin razón, que las instrucciones para realizar los diferentes trámites pueden obtenerse ingresando a la página web del organismo. Pero no se tiene en cuenta que hay muchísimas personas que no han tenido nunca contacto con una computadora o que dentro del sitio se les hace complicado obtener la información. Algo similar sucede con otras reparticiones, para un neófito orientarse en la página de la AFIP o de Rentas de la provincia es una tarea intrincada, al punto que los mismos empleados le sugieren al interesado que se haga asesorar por un contador.
Quienes trabajan en la administración pública deben entender que están brindando un servicio a la comunidad y no que le hacen un favor al ciudadano, dignándose a atenderlo. De la burocracia y la indiferencia a la deshumanización hay un pequeño trecho.