22 Junio 2018
El martes ingresó al Senado el proyecto sobre el aborto legal que sancionó Diputados, e inmediatamente los legisladores oficialistas que lideran la resistencia a la despenalización mantuvieron un encuentro. Allí empezaron a estudiar posibles modificaciones al texto con media sanción, sobre todo para frenar el artículo séptimo, que legitima la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 14 semanas de gestación. La intención de los senadores sería no firmar un dictamen de rechazo, sino trabajar sobre la letra chica del proyecto para incorporarle cambios que obligarían a su regreso a Diputados.
Esta idea comenzó a cobrar fuerza en una reunión encabezada por Gabriela Michetti, de la que participaron los macristas Federico Pinedo y Esteban Bullrich, y la radical tucumana Silvia Elías de Pérez. Allí se propuso simplemente reducir la pena -en lugar de suprimirla- para la mujer que aborta y también para el profesional interviniente. Es decir que, del proyecto aprobado, según lo que impulsan, sólo quedaría en pie el título III, sobre políticas de salud sexual y reproductiva y educación sexual integral.
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Pero este tema no fue el único analizado. También se evaluó la posibilidad de que el Senado se tome cuatro semanas para debatir el proyecto y llevarlo recién al recinto. Estas estimaciones chocan con las pretensiones de la legisladora tucumana, quien asoma como una de las abanderadas de Cambiemos en contra no sólo de la despenalización del aborto sino de la pelea iniciada para llevar el debate al interior del país y que este no sea express. “Es muy importante escuchar la opinión de todas las provincias. Hay que llevar el debate al interior del país como se ha hecho en debates de similares características”, dijo.
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La senadora por La Rioja, Inés Brizuela y Doria (UCR), incluso, consideró que la iniciativa de interrupción voluntaria del embarazo, aprobada en Diputados por 129 votos contra 125 en contra, presenta contradicciones.
Puntos cruzados
Los planteos surgieron luego que el presidente de la comisión de Justicia y Asuntos Penales, el peronista Pedro Guastavino, afirmara que el debate en Diputados había sido “muy intenso, con más de 800 exposiciones”, y por eso calculó que seguramente en las comisiones del Senado habrá un análisis “más acotado”. Estimó que en dos o tres semanas podría llegar la iniciativa al recinto, antes del receso invernal.
Ayer, el jefe de bloque del PRO en el Senado, Humberto Schiavoni, reiteró hoy su postura a favor del proyecto y pidió que el debate gire en torno a las políticas de salud pública y no a cuestiones religiosas o personales.
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“La crimininalización del aborto fue un fracaso, fueron muy pocos los casos que llegaron a los estrados judiciales y a la vez impidió que miles de mujeres se puedan realizar esta práctica de manera que no comprometan ni su vida, ni su capacidad reproductiva”, señaló el legislador.
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“Vamos a empezar a tratarlo la semana que viene cuando se giren a las distintas comisiones”, expuso. De ese modo, dijo, en 45 o 60 días “como máximo” se lo podría llevar al recinto. “Hay que separar el debate de las convicciones religiosas, de las cuestiones confesionales y abordarlo como lo que es, un problema de salud pública y de los derechos de la mujer”, reclamó el referente macrista.
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La idea del tratamiento express se instaló ya que el jefe del bloque Justicialista del Senado, Miguel Ángel Pichetto (adelantó su voto positivo) y su colega de Cambiemos, Luis Naidenoff, reclamaron rapidez después del extenso debate en Diputados. También fogoneó el “apuro” para debatir el proyecto el grupo kirchnerista, con Cristina Fernández de Kirchner incluida, ya que apenas conocida la media sanción de Diputados, el bloque le garantizó nueve votos en favor de la aprobación.
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Pero las expectativas de los senadores encontraron un freno impensado. Por un lado, la tragedia familiar de Naidenoff (falleció su esposa y su hijo por escape de gas), y por el otro, se acrecentó el reclamo de los sectores provida que se resisten, viendo como última alternativa de freno al Senado. Así, se generó resistencia dentro del propio bloque de Pichetto, en la figura del formoseño José Mayans, quien consideró que se trata de “un tema muy profundo y hay que dar una discusión profunda”.
También dentro del PRO hay cortocircuitos. Marta Varela eligió su cuenta de Twitter para contradecir al jefe de la bancada. Retuiteó una frase de Naidenoff en la que advertía que el debate que se está dando es sobre “salud pública” y no sobre fe y le replicó que, para ella, la discusión no pasaba “ni por la fe ni por la salud pública”, sino por la “vida”.
En esa misma línea, la radical jujeña Silvia Giacoppo consideró que el proyecto “tiene que pasar por las comisiones que tenga que pasar” y pidió no “tratarlo a las apuradas”. “La cuestión del aborto, y especialmente el aborto clandestino, desnuda el fracaso total de todas las políticas públicas, la ausencia del Estado. Y creo que como sociedad nos debemos la posibilidad de generar alternativas que nos ayuden a superar esta situación, que realmente es una tragedia, la muerte de una sola mujer es una tragedia”, señaló Giacoppo.
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