Los Farías y los Reyna pertenecen a la misma familia, aunque los apellidos sean diferentes. Al repasar el historial de violencia y muerte en torno al enfrentamiento que sostienen, nadie creería que hace 10 años se sentaban a la misma mesa a compartir cumpleaños y navidades. En aquella época residían en el barrio Juan XXIII (“La Bombilla”). Allí comenzó la historia de odio que el miércoles por la tarde se cobró otra víctima fatal.
“Es un psicópata que quiere matar a todos los Farías. Ya nos mandó la amenaza. Está enojado porque detuvieron a su padre y cree que nosotros avisamos a la Policía”, dice Mónica Farías respecto al “Gordo”, un adolescente de 17 años -miembro del clan Reyna-, que en la tarde del miércoles pasado asesinó de tres tiros a Fabio Sebastián Farías, de 18 años.
En Tucumán volvió a quedar al descubierto el poder de los clanes
El crimen se produjo alrededor de las 19 en el barrio 314 Viviendas del megaemprendimiento habitacional Manantial Sur. Farías estaba en la vereda de la casa de un vecino cuando el “Gordo” habría llegado a bordo de un Chevrolet Astra negro. Descendió y acribilló por la espalda a Farías. “Esto es por avisar a la Policía”, habría gritado antes de escapar.
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Fue la tercera víctima de esa familia asesinada por el “Gordo”, quien es hijo de Mario Dardo “El Mono” Farías, uno de los supuestos narcos detenidos semanas atrás durante una serie de operativos de la División Antidrogas Tucumán de la Policía Federal. Los familiares del joven malherido lo llevaron en moto hasta el hospital Padilla, donde ingresó sin vida. “El ‘Gordo’ me pegó”, le habría dicho a su hermana mientras agonizaba. “Me lo dijo cuando llegué. Estaba tirado en el piso, ensangrentado, pero todavía estaba vivo; lamentablemente no resistió”, se lamentó la mujer.
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El acusado fue detenido horas después. Según trascendió, cuenta con un pedido de captura en una causa por comercialización de drogas. En 2016, el “Gordo” había ultimado a tiros a Gustavo Farías -hermano de Fabio- y a Ezequiel Navarro, sobrino de los Farías. Sería un experto tirador, de acuerdo a las fuentes policiales.
Los engranajes del Clan Reyna quedaron al descubierto
“Fabio había ido a la despensa y se paró en el camino a ayudar a un vecino que está construyendo en su casa y le pidió a mi hijo que le dé una mano para meter unas carretillas con arena”, contó Alfredo Alberto Farías, padre de la víctima. “A la mañana el ‘Gordo’ anduvo por el barrio haciendo disparos, estaba totalmente drogado y buscaba a mis nietos para matarlos”, agregó. Por la tarde, regresó y cumplió con sus promesas de venganza.
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El acusado habría prometido cobrarse con sangre la muerte de su hermano Emanuel “El Monito” Reyna, quien en 2016 fue ultimado por Diego Fernando Farías. Actualmente, este último está preso por ese crimen y esperando ser enjuiciado. Los familiares del detenido afirman que el fatal desenlace tuvo un capitulo previo, cuando meses antes, “El Monito” atacó a Farías, quien perdió un riñón. “Mi hermano se defendió por segunda vez, por eso digo que la Justicia no nos escuchó”, argumentó la mujer.
Un chamán participaba en la banda narco que habría provisto de droga al Clan Reyna
El crimen de Walter Juárez, en 2009, fracturó la relación familiar. Juárez fue asesinado por su pareja, Lorena Herrera. Lo mató de una puñalada en el corazón. Los Farías nunca perdonaron que tiempo después, Herrera entablara una relación con “El Mono” Reyna, líder del supuesto clan narco y hermano de Juárez.
“Ese asesinato fue planeado, ellos ya eran amantes desde antes”, explica Farías. “Fue un asesinato en familia”, agrega. “Ese fue el único motivo del enfrentamiento familiar, nunca más volvimos a estar juntos. Nunca se trató de un enfrentamiento por la venta de droga”, afirmó la hermana del joven ultimado el miércoles.