El testimonio de uno de los peritos complicó la situación de Nahir Galarza, la joven que está siendo juzgada por el crimen de su novio, Fernando Pastorizzo, ocurrido en diciembre pasado en la ciudad entrerriana Gualeguaychú.
“En mis 20 años de carrera jamás observé o me enteré que a una persona se le disparada el arma dos veces de manera involuntaria. La persona que efectuó el disparo tuvo que bajar del rodado, caminar y ubicarse justo frente al cuerpo. Acercó el revolver a menos de 50 centímetros y volvió a disparar”, explicó Javier Azcué es técnico en balística de la Policía de Entre Ríos en su declaración.
El pasado lunes, Nahir amenazó con quitarse la vida si es que se difunde un video íntimo que la tiene como protagonista junto al joven asesinado, luego de que uno de los peritos que analizó el teléfono de la víctima confirmara la existencia del material.
Luego, un perito en Medicina Forense declaró que la víctima murió en “menos de tres minutos” a raíz de que uno de los disparos le perforó un pulmón y le provocó una “asfixia inmediata”.
También declararon Mariela Sánchez y María Taleb, ambas bioquímicas que determinaron el grado de alcohol y drogas en orina y sangre en el cuerpo de Fernando. Las dos, cada una en su momento, afirmaron que el joven no tenía ninguna de las sustancias y coincidieron en el diagnóstico: “Resultado negativo”.
En la madrugada del 29 de diciembre, Pastorizzo fue encontrado malherido en la calle con un tiro en la espalda y otro en el pecho, y su moto y dos cascos tirados a su lado. El muchacho murió poco después, mientras que Galarza declaró inicialmente como testigo que había visto a su ex novio la noche anterior al crimen, aunque ante la sumatoria de indicios en su contra quedó detenida. Desde entonces, la defensa solicitó la excarcelación y, subsidiariamente, el arresto domiciliario, pero la Justicia rechazó todos sus requerimientos.
El juicio comenzó hace una semana, cuando Galarza se negó a declarar y le gritó "¡qué mentirosa!" a la madre de la víctima luego de que ésta afirmó en su testimonial que la imputada "gritaba y golpeaba" a su hijo. En otra de las audiencias, Sol Martínez, una amiga de la acusada, declaró que la víctima no era un joven "violento" y que sólo en una ocasión se enteró que había golpeado a la imputada.