Los engranajes del Clan Reyna quedaron al descubierto
La Policía Federal concretó ayer un megaoperativo en los barrios “La Bombilla” y en Manantial Sur. Se secuestraron casi cinco kilogramos de droga, $ 900.000 y celulares, entre otros elementos. Además, fueron detenidas 14 personas, entre ellas, los supuestos cabecillas de una organización.
Un nombre puede encerrar muchas cosas. El de “Operación Juan XXIII”, por ejemplo, marca un antes y un después en la provincia porque se transforma en un duro golpe al Clan Reyna, uno de los grupos sospechados de dedicarse al narcomenudeo. Ayer, en un megaoperativo realizado en los barrios “La Bombilla” y Manantial Sur, quedaron al descubierto varios indicios sobre cómo habría operado esta banda. También fueron detenidos sus cabecillas, se secuestraron casi cinco kilos de drogas y mucho dinero.
Es sábado y ha pasado el mediodía. En la distribuidora ubicada en Juan José Paso y Chile ya no atendían al público. En un tambor transformado en parrilla se asaban dos pollos. En una mesa estaba lista la ensalada rusa. Las bebidas lucían prolijamente distribuidas. Pero el personal de la División Antidrogas Tucumán de la Policía Federal no les dio tiempo para comer a un tal “Mono” y a una tal “Lorena”. Por orden del juez federal Daniel Bejas, a solicitud del fiscal Pablo Camuña, ingresaron al domicilio y los arrestaron. Los hijos de la pareja, acusada de liderar una organización, comenzaron a almorzar como si nada malo estuviera ocurriendo.
Paralelamente, unos 80 efectivos (de Salta, Jujuy, Córdoba y Buenos Aires), al mando de los comisario Carlos Hernández y Jorge Luján, allanaban al menos otros ocho quioscos en la zona que pertenecerían al Clan Reyna. Hermanos, hijos, primos y sobrinos de los primeros detenidos eran sus “responsables”. Los llamados de los “soldaditos” que andaban de un lado a otro en sus motos para alertar sobre la presencia de los “rati”, de nada sirvieron. Mientras “La Bombilla” ardía, en Manantial Sur y en Yerba Buena se presentaban más federales. Todo fue en simultáneo, los sospechosos no tuvieron tiempo para nada.
El caso
La investigación de esta causa llevó varios meses. Se cocinó a fuego lento. El 16 de abril, cuando Mario Pasarín era detenido mientras trasladaba cocaína en Salta, personal de Antidrogas Tucumán, dirigido por Camuña, realizaba operativos en Misiones y Buenos Aires. Habían dado con los proveedores de marihuana del clan.
En el litoral, arrestaron al exportador de la marihuana y a su “asesor espiritual”. En la capital del país, a dos choferes de una empresa de transporte de pasajeros que llevaban la mercancía a Buenos Aires y se la entregaba a otro miembro de la organización que la acopiaba en una villa. Hasta allí viajaban los tucumanos para comprarla y traerla. En este caso usaban una ruta completamente distinta: de sur a norte.
Los pesquisas comenzaron a cerrar la investigación. La hipótesis que tejieron con paciencia de abuela fue que el “Mono” recibía la marihuana y la cocaína (la traía del norte del país); la acopiaba en una casa del barrio Manantial Sur y en Yerba Buena. Parte de la mercadería podría haber sido vendida al “por mayor” y lo que le quedaba lo distribuía en sus quioscos. Luego, llegaron los allanamientos.
En “La Bombilla”, los federales se presentaron en 11 quioscos distribuidos en nueve manzanas. El barrio tiene alrededor de 30. Es decir que en la tercera parte de esa vecindad, no muy alejada de la plaza Independencia, hay más puestos de ventas de drogas que lugares para comprar alimentos. En el procedimiento se incautaron casi cinco kilogramos de droga (más de 2,3 kilos de cocaína y más de dos de marihuana); 60 pastillas de barbitúricos; celulares, computadoras y agendas, en las que habría elementos importantes de prueba; y $ 900.000. Fueron detenidas 14 personas: 10 mujeres y cuatro hombres.
En Manantial Sur encontraron un lugar que, aparentemente, servía para acopiar droga. Allí, como pantalla, funcionaba una subagencia oficial de quiniela. Los portones del local, que debieron ser derribados para que pudieran ingresar los agentess, tenían al menos tres impactos de balas, prueba de que algún grupo rival sabía lo que tenían guardado allí.
Los uniformados también estuvieron en el barrio Las Acacias de Yerba Buena. Los agentes se presentaron en la vivienda que sería de la hermana del “Mono”. Sospechaban que podría ser otro lugar de acopio.
No encontraron nada, pero su propietaria lo mismo quedó demorada.