Video: el día que “Luismi” paseó en un Fiat 600 por Tucumán
La primera vez que Luis Miguel pisó suelo tucumano fue en 1983. Tenía 12 años y no venía a hacer ningún show, sino a presentar su primer disco ante la prensa. Su actuación central sería una presentación en Canal 10. Quien lo fue a recibir al aeropuerto fue el productor Gabriel Fulgado, que por esos años estaba 100% dedicado a los espectáculos de rock. Pero le tocó hacer una gauchada.
“Me llamó un amigo que trabajaba en esa discográfica y me pidió por favor que lo recibiera y acompañara a Canal 10. Yo de Luis Miguel no sabía nada, así que traté de informarme. Justo el día anterior a su llegada a Tucumán había estado con Mirtha Legrand. Era un nene que logró darle vuelta la mesa a Mirtha. Muy despierto y carismático. Sorprendía”, cuenta Fulgado.
En el mismo vuelo llegaban Luis Miguel y Roque Narvaja, que sí era un artista consagrado y que sí venía a tocar a Tucumán. Fulgado se encargaría de transportarlos a los dos hasta el centro. “Yo tenía dos autos: un Renault 12, que manejaba yo y en el que lo llevé a Narvaja. Y un Fiat 600 manejado por alguien de mi equipo; ahí fueron Luis Miguel y su papá, que era el manager. Yo jamás me imaginé que se convertiría en quien fue”, confiesa el productor.
Suspiros varios
Cuando llegaron a Canal 10, salía de la emisora la locutora Silvia Rolandi. “¿Quién es esa nena tan linda?”, le preguntó a Fulgado, quien le respondió que era un nene y que era un nuevo artista mexicano. Rolandi quedó obnubilada, recuerda el productor. Luego pasaron al estudio, donde el niño cantante hizo playback en tres idiomas. Hasta los técnicos suspiraron con la voz de Luis Miguel. “En ese momento, el músico que me había contactado, me dijo que en 10 años, Luis Miguel sería el nuevo Julio Iglesias. ‘Sí, che’, le contesté yo, en tucumano”, cuenta Fulgado.
El primer productor que lo trajo a cantar a Luis Miguel a Tucumán fue Miguel Moyano: Villa Luján, Central Norte, Estación Experimental fueron algunos de esos shows fugaces, con escenario compartido con otros artistas a los trotes. El primer gran show del mexicano fue en Atlético, en el 94.
“Era una locura, el despliegue era un infierno. Viajaban 140 personas para el espectáculo. Fue un antes y un después en Tucumán. Cuando yo estaba en plena organización, me encuentro con Mercedes Sosa, éramos muy amigos. Le comento en qué andaba y rápidamente me dice: ‘¡pero qué lindo chico!’ y yo, sorprendido, le digo: ‘¡pero señora!’. ‘Señora nada. Es una belleza’”, me dijo la Mecha”.