“Bellavista del Jardín del Norte” es el nombre del restaurante de los hermanos Messi, situado en la elegante calle Enric Granados, de Barcelona. Allí almorzaron los jugadores argentinos -también asistieron el cuerpo técnico y el presidente de la AFA, Claudio Tapia-. La invitación fue un gesto poderoso de Lionel Messi, consolidado en el rol de astro y capitán del equipo, y desde ayer también como anfitrión de sus compañeros.
El restaurante combina la cocina tradicional catalana con toques argentinos y de vanguardia. El diseño interior pretende escenificar un “pueblo”, ese microclima rosarino que le gusta respirar al ídolo de la Selección.
Tras más de una década divirtiéndose en el Camp Nou, Messi y sus hermanos (Rodrigo y Marisol) debutaron con su primera aventura gastronómica junto al Grup Iglesias, socio de los famosos chefs Albert y Ferran Adriá.
Frente al restaurante de Messi se encuentra la “Tintorería Hungría”, un recuerdo amargo del que fue el debut de Messi con la camiseta albiceleste hace 13 años con la selección de José Pekerman: duró apenas 30 segundos porque fue expulsado ante los húngaros.
Pero esa es una historia que el capitán de la Selección dejó atrás hace tiempo y seguramente, aunque la recuerda, nada tiene que ver con su presente glorioso, a las puertas de un nuevo Mundial, en el que ejercerá, con más madurez, su rol de líder futbolístico.
Ahora mismo, pese a que Argentina sigue en el ojo del huracán por la cancelación del amistoso contra Israel, Messi se siente tranquilo, pasó de estar amenazado a convertirse en héroe de una buena parte del planeta y, en parte, se lo debe al apoyo de sus compañeros. A ellos quiso reconfortar con el almuerzo, llevándolos a la intimidad de su cocina.
En realidad es su hermano Rodrigo, un entusiasta del tema gastronómico, quien maneja el negocio familiar, que implicó una inversión de cerca de 2,5 millones de euros, y que cuenta también con la participación del estudio de diseño de interiores “El Equipo Creativo”.
Desde la calle apenas se puede divisar el interior, pero Bellavista del Jardín del Norte pretende recrear un minipueblo, con su kiosco de revistas, su peluquería, la Iglesia y una fuente de agua, “Manantial Rosario”, todo un guiño hacia el hogar del crack. También cuenta con una zona de juegos, donde están colgadas camisetas utilizadas por Messi, Suárez y Neymar en el “barsa”.
Los comensales pueden pasarse allí un buen rato jugando con videojuegos de los años 80 y 90, o escuchando música, ya que tienen a su disposición cientos de vinilos.
En el segundo nivel del restaurante está la zona que Messi suele utilizar para recibir a sus compañeros y amigos. Ahí puede mantener cierta privacidad cuando el restaurante está abierto al público. Pero ayer no fue necesario recluirse allí porque el restaurante era sólo para la Selección.
Una de las curiosidades del establecimiento es que uno puede quedarse atrapado en el baño, muerto de risa, escuchando los chistes que salen de los parlantes, en lugar de música ambiente.
En cuanto al menú, es variado: desde tapas clásicas, como el jamón ibérico y croquetas, pasando por comida asiática, hasta platos más típicos de Argentina. El favorito de Messi: milanesa napolitana a caballo (a 14,50 euros), aunque la mayoría de los platos tiene un precio más elevado.
A pocas horas de la partida hacia Rusia, el grupo vivió una jornada diferente. Distendida después de las tensiones de los últimos días. Necesaria. Messi se hizo cargo a tiempo.