Si hasta hace dos semanas una grieta en un muro no era algo que asustase a nadie, ahora ninguna medida preventiva parece exagerada. El derrumbe de la fachada del ex cine Parravicini, en pleno centro, y de una medianera de un edificio en construcción en avenida Mate de Luna al 2.000 son dos hechos que sacudieron a los tucumanos y ahora las fisuras en las paredes no pasan desapercibidas. Ahora le llegó el turno al jardín de infantes Querubines, de gestión municipal. Las autoridades decidieron suspender las clases debido al riesgo de que se vaya a derrumbar una tapia medianera, que lo separa del galpón de colectivos de la línea 7.
“Aparentemente el muro sufrió varios golpes, probablemente de los mismos ómnibus, y ahora comenzó a notarse muy inclinado hacia el lado del jardín. Tiene riesgo de derrumbe y este podría ocurrir cuando haya niños cerca, así que decidimos suspender la actividad y hacer las obras”, informó a LA GACETA Luis Chrestia, secretario de Obras Públicas de la Municipalidad capitalina. “Estamos en tratativas con la empresa de transporte para hacer entre ambas partes el trabajo, que es lo que corresponde en el caso de una medianera”, agregó.
Además, contó el funcionario, aprovecharán la temporada seca para reparar los techos del jardín, que presentan filtraciones. “Los techos están dañados por el paso del tiempo. Es una casa vieja, con cubierta de tejas, que necesita reparación urgente. Lo haremos por administración”, precisó. Agregó que no hay precisiones sobre cuánto demorarán los trabajos, ya que dependerá del estado en el que se encuentre el techo cuando comiencen las obras.
Susana Montaldo, secretaria municipal de Políticas Educativas, confirmó que las clases en el jardincito, ubicado en Colombia 3.103, están suspendidas. Pero se reanudarán el próximo lunes en el Centro de Integración Comunitaria (CIC) del barrio Oeste II (Félix de Olazábal 1.550). Estos días se hará el traslado del mobiliario, explicó la funcionaria.
En el Ente Cultural
La saga de los derrumbes en la ciudad, o del temor a ellos, había tenido un nuevo episodio el martes. A través del WhatsApp de LA GACETA se recibieron fotos del mal estado de la estructura que sostiene el techo del subsuelo del edificio del Ente de Cultura (San Martín 251). Según la información recibida, los empleados estaban atemorizados de que algo pudiera suceder que los pusiera en riesgo.
“La estructura está claramente dañada, por lo cual no se puede asegurar que no haya ningún riesgo. Pero, precisamente por eso, es que hemos clausurado el acceso al estacionamiento y comenzamos a construir una estructura nueva que reemplazará a la vieja”, explicó ayer a LA GACETA Hugo Alderete, ingeniero de la oficina Técnica del Ente Cultural.
Según detalló Alderete, harán una construcción de pórticos metálicos, una técnica de construcción en seco con bases de hormigón, paralela a la estructura existente, para soportar el techo del estacionamiento que usan los empleados. “Arriba de eso no hay nada. No hay oficinas. Es sólo una losa que sirve de techo, es un patio que está a la intemperie y por eso se generaron filtraciones y deterioraron la estructura. Cuando terminemos la parte gruesa de la obra lo vamos a impermeabilizar”, detalló e insistió en que los puntales que se vieron en las imágenes son parte de los trabajos preliminares de la obra.
Pánico en Barrio Norte
En Barrio Norte, en la calle Corrientes 879, una construcción en mal estado también está causando pánico entre los vecinos. Se trata de una casa abandonada, que muestra peligrosas grietas y hundimientos en la fachada. “Estoy preocupado, me da terror que suceda algo. Mis hijos pasan todos los días por esa vereda. A una señora, unas semanas atrás, le cayó un pedazo de mampostería en la cabeza y tuvieron que hacerle 18 puntos. No tenemos que llegar a una tragedia para que hagan algo”, reclamó ayer Guido Bustos, comerciante de la zona. Eduardo Valdez, subdirector municipal de Defensa Civil, confirmó que la casa está abandonada, que ya se ve vegetación que sale por las paredes y que vallaron la vereda para que los transeúntes no circulen por ahí. Sin embargo, según Bustos, las cintas de “peligro” que pusieron duraron minutos. “Pasan los chicos y las sacan... no duran nada, no es la primera vez que ponen las cintas”. Según Valdez, aunque se pidieron informes a Catastro, todavía no se sabe quién es el propietario. “Dejamos una notificación por debajo de la puerta, pero la casa está abandonada”, declaró a LA GACETA.