El partido entre las selecciones de Argentina e Israel, pautado para el sábado 9 de junio a las 15.30 (hora de nuestro país) en el estadio Teddy Kollek, de Jerusalén, quedó suspendido esta tarde.
La suspensión se produjo luego de que ciudadanos pro-palestinos protestaran en los alrededores de la Ciudad Deportiva de Barcelona, donde se desarrolló el entrenamiento de Argentina, con banderas y camisetas se la Selección ensangrentadas, muchas de ellas, con el dorsal 10 y el nombre de Lionel Messi impreso.
A su vez, el domingo, el presidente de la Federación Palestina de Fútbol, Jibril Rajoub, había amenazado con mandar a quemar camisetas y afiches con la cara de Lionel Messi, máximo exponente del plantel que comanda Jorge Sampaoli, si no renunciaba a jugar dicho encuentro.
Sampaoli ya había expresado su descontento con la disputa del amistoso, dado que el arreglo implicaba interrumpir la preparación para el Mundial e incluía traslado desde Barcelona hasta Israel y actividades como la visita al Muro de los Lamentos, que cercenaban minutos de descanso o entrenamiento.
Los futbolistas, a su vez, dieron a conocer a las autoridades de la AFA su inquietud por la escalada de las protestas en su contra y el crecimiento de conflictividad en la región donde se iba a disputar el cotejo.
Quedará por resolverse el acuerdo económico entre el empresario Danny Benaim, a cargo de la organización, y la AFA, dado que la Selección había percibido 2 millones de dólares (más gastos) para disputar el partido.