Se terminaron las conjeturas o las especulaciones previas. Mañana se conocerá la verdad, si San Martín logra dar el salto de calidad o si deberá barajar y comenzar a remar de nuevo.
El “Santo” es un equipo que, de un tiempo a esta parte se siente cómodo jugando en La Ciudadela, pero la de mañana es una final y debe jugarla como tal; sabiendo que cada pelota puede ser la última y que no habrá una nueva oportunidad.
Por lo visto en el juego de ida, da la impresión que el desenlace feliz depende pura y exclusivamente de lo que haga San Martín. En la ida, entró dormido, dejó crecer a Sarmiento y lo pagó con el 0-1. Eso sí, cuando se acomodó en el campo, fue protagonista excluyente durante el complemento y acorraló a su rival contra su arco.
Por eso mañana debe apostar a su juego y achicar el margen de error en defensa. Ese es el camino.