El 31 de mayo es el Día Mundial sin Tabaco. En todo el mundo se alza la voz para generar conciencia respecto de los efectos nocivos del tabaco en nuestro cuerpo. Dentro de las múltiples campañas que se realizan por estos días se habla mucho del cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias como consecuencia del consumo de tabaco, una problemática que sin dudas debemos erradicar. Sin embargo, es importante que la gente no pierda de vista que los efectos del tabaco también dañan otros órganos vitales como el corazón.
Se sabe que las personas que fuman tienen más posibilidades de morir a consecuencia de una enfermedad cardiaca. Sin embargo, muchos fumadores no tienen claro el impacto que puede tener en sus vidas y sus consecuencias concretas. Por eso, es importante educar a la comunidad para que cada individuo esté informado al respecto y la elección de hábitos de vida sea sobre la base del conocimiento.
En primera instancia, podemos señalar que el tabaquismo produce cambios en el cuerpo de quien fuma, algunos de estos cambios aparecen tan pronto se comienza a fumar y se “sienten”, otras son más silenciosos. ¿Qué pasa cuando fumamos? Básicamente se acelera la frecuencia cardiaca, se contraen las arterias principales y en consecuencia se pueden ocasionar alteraciones en los latidos del corazón. Todo esto hace que el corazón tenga que realizar “más fuerza” de lo habitual.
Dentro de los principales efectos del consumo de tabaco se encuentra la enfermedad coronaria, los accidentes cerebrovasculares, la enfermedad vascular periférica y la aneurisma de la aorta abdominal. Según datos del Programa Nacional de Control de Tabaco del Ministerio de Salud de la Nación las mujeres que fuman un promedio de 10 cigarrillos al día tienen un 31% más de posibilidades de morir por enfermedad en el corazón, mientras que en los hombres el incremento es del 18%.
Además, aumenta el riesgo de tener un infarto. De acuerdo a investigaciones se cree que aquellas personas que consumen un promedio de 15 cigarrillos al día tienen el doble de posibilidades. En cuanto a los accidentes cerebrovasculares, el riesgo también está asociado a la cantidad de nicotina que se consume. Se estima que los fumadores de 10 cigarrillos al día tienen el doble de probabilidades de tener un ACV, mientras que los que fuman alrededor de 20 cigarrillos al día tienen 4 veces más de posibilidades que el no fumador. En ambos casos, al abandonar el tabaco lentamente disminuirán los riesgos asociados a su consumo. Se estima que entre 10 y 15 años es lo que lleva al organismo recuperarse del todo.
Pero los efectos del tabaco no quedan ahí. El consumo el tabaco es el principal factor de riesgo de la enfermedad vascular periférica y de tener una aneurisma de la aorta abdominal. Un estudio epidemiológico ha demostrado el altísimo riesgo asociado a enfermedad vascular periférica en fumadores actuales, atribuyéndose al tabaquismo un 32% de los casos y un 40% por haber fumado. En pacientes sintomáticos el tabaco acelera la progresión de la enfermedad y está asociada con incremento en la frecuencia de aparición de complicaciones de la claudicación incluyendo isquemia crítica y riesgo de amputación.
Recomendaciones para dejar de fumar y cuidar tu corazón
Indudablemente, la primera recomendación que debemos dar es que aquellas personas que no fuman, no lo hagan nunca. Pero el problema no termina allí. Existe un grupo de estas personas, las que no fuman, que igualmente estarán expuestas a los daños del tabaco: los fumadores pasivos. Por eso, debemos trabajar mano a mano con los fumadores, para ayudarlos a lo largo del tratamiento.
La mayor dificultad con la que el paciente se encontrará es que deberá pelear contra el síndrome de abstinencia. Es el principal responsable de las recaídas en los pacientes en tratamiento para dejar de fumar, y se caracteriza por un conjunto de síntomas físicos (mareos, somnolencia, constipación, cefalea, cansancio etc...) y psicológicos (craving, ansiedad, irritabilidad, falta de concentración y memoria, tristeza, entre otras) que predisponen a los pacientes a recaer o en algunos fumadores a seguir fumando para evitarlos.
Por tal motivo dejar de fumar no es una tarea fácil, ya que en la adicción están implicados mecanismos complejos en la persistencia del mismo, pero no nos desalentemos porque existe tratamiento, el ICBA cuenta con personal médico especializado en cesación tabáquica, siendo el abordaje individual e intensivo uno de los pilares del tratamiento con mayor tasa de éxito.
Una comprensión real del impacto que el tabaco tiene en su vida, un equipo de profesionales especializados en el tema y el acompañamiento diario podrán revertir la situación. Es importante hacer hincapié que el abandono del cigarrillo redunda en beneficios y comienzan enseguida y se multiplican de manera progresiva.
- A los 20 minutos disminuye la presión arterial.
- A las 12 horas se normaliza el monóxido de carbono en sangre.
- Entre las 2 semanas y los 3 meses mejora la circulación y la función pulmonar.
- Entre el primero y noveno mes disminuye la tos y la falta de aire, disminuye el riesgo de infecciones.
- Afortunadamente, al año el riesgo de enfermedad coronaria disminuye a la mitad, mejora la energía.
- A los 5 años el riesgo de cáncer de boca, garganta, esófago y vejiga disminuye a la mitad y el riesgo de cáncer de cuello y de accidente cerebrovascular se iguala al de un no fumador.
- A los 10 años el riesgo de cáncer de pulmón disminuye a la mitad y también disminuye el riesgo de cáncer de laringe y de páncreas.
- A los 15 años el riesgo de enfermedad coronaria es igual al de un no fumador.
Dejar de fumar se puede, existe tratamiento tanto médico y farmacológico. Solo necesita tomar la decisión y consultar a su médico.