Faltaba más de una hora para el arranque del partido y el sector visitante estaba colmado, al borde del colapso. Hasta ahí nada raro. Los hinchas de San Martín habían agotado todas las entradas que la dirigencia de Sarmiento les había cedido y se esperaba que la tribuna asignada iba a estar repleta. Sin embargo, con un marco extraordinario en una grada en la que no cabía nadie más, la fila de hinchas “santos” para ingresar al estadio era de casi una cuadra. Así, uno a uno fueron ingresando y acomodándose cómo podían en un sector que quedó muy pequeño para tanta pasión.
Ese sector no tiene capacidad para 4.000 personas le había advertido un plateísta a LG Deportiva mucho tiempo antes de que la situación se complicara para los hinchas. El “informante” no sabía cuántos tickets habían salido a la venta para hinchas “santos” y miraba azorado cómo esa tribuna iba colmándose segundo a segundo.
Cuando San Martín saltó al campo de juego, sus fanáticos casi que ni podían moverse. “No había espacio para nada. Le pedíamos a la Policía que abriera un portón para que los hinchas pudieran instalarse en el sector de la par, pero no hubo caso”, contó Marcela Taddei una de las fanáticas que sufrió por estar en una tribuna, que no entraba nada más.
“No sólo estuvimos apretados, sino que no se venía nada. Era horrible la tribuna que nos dieron”, agregó Agustín Ditinis, triste por el maltrato sufrido. Pero eso no fue todo. El operativo de seguridad ideado por el Aprevide estipulaba que las divisiones no debían ser sólo rejas, para evitar que las hinchadas pudieran tener contacto visual entre ellas. Por ese motivo, la dirigencia de Sarmiento instaló sobre ese enrejado unas chapas que impedían que los hinchas de San Martín pudiera ver hacia donde estaba el público local, aunque tampoco podía ver parte del campo de juego.
“No veíamos el arco donde atajó (Ignacio) Arce el primer tiempo. Durante ese tiempo veíamos sólo el ataque de San Martín. Después pedimos que sacarán las chapas; lo hicieron, pero cómo no había lugar para los hinchas, algunos decidieron subirse a lo más alto de la reja y seguimos sin ver ese arco”, se quejó Pablo Ruiz.
Pese al malestar por la incomodidad y el resultado en contra, los visitantes se hicieron sentir en el “Eva Perón”. Hubo fiesta roja y blanca y el público tucumano intentó contagiar a sus jugadores. Cantó por dar vuelta la serie en su casa. Allí la historia no será muy diferente en cuanto a comodidad, porque La Ciudadela promete explotar de público para intentar dar vuelta la historia. San Martín fue local en Junín, pero sus hinchas la pasaron mal en un estadio que no estaba preparada para recibir a la “santa” invasión.