“Lo que ocurrió con el ex teatro Parravicini es una alarma que enciende para que todos los frentistas o los que tienen locales con cierta antigüedad se ocupen en revisar sus estructuras. Por más que no estén en el listado de valor patrimonial, como era el caso del Parravicini, muchos están dentro del casco histórico y son de interés municipal por el hecho de ser esta una ciudad histórica”, advierte Mercedes Aguirre, directora de Patrimonio Cultural del Ente Cultural de Tucumán e integrante de la Comisión de Patrimonio.
Cómo “avisan” las obras con un problema estructural
Aguirre se encontraba en Buenos Aires, participando de un congreso sobre patrimonio cuando se entera por un canal de televisión del derrumbe ocurrido en Tucumán. “No lo puedo creer. Yo misma había pasado unos días antes por ahí. El proyecto de obra era bueno porque se estaba recuperando lo que quedaba de este edificio. No estaba protegido por Patrimonio sino que era de interés municipal, porque era un edificio que enriquecía la cuadra”, cuenta todavía consternada por el hecho.
Responsabilidad
“Los frentistas deberían tomar conciencia y revisar los edificios porque este tipo de cosas (el derrumbe) se producen por la confianza. Nadie imaginaba que se iba a caer y que costara la vida de varias personas”, reflexiona.
La triple tragedia en el ex Parravicini abrió el debate en torno a las fachadas
Aguirre señala que si bien la dirección, de oficio, realiza un monitoreo permanente de los edificios del casco histórico, es necesario que los frentistas pongan en conocimiento de la comisión todo lo que les resulte llamativo sobre el estado del edificio. Entre las obras céntricas que más hay que controlar menciona el edificio de San Martín y Laprida. “Tiene unas molduras preciosas y hace un par de años se gastó mucha plata para recuperarlo. La gente de la empresa sostenía que había que trabajar toda la moldura de Laprida y de San Martín, que si bien no se van a caer hoy ya tienen patologías que hay que controlar”, señala.
El Museo Folklórico
El Museo Folklórico que está al frente del ex Parravicini ya no corre peligro. “La pared fue restaurada y puesta en valor en 2010. Allí se ha hecho un trabajo de ingeniería en el subsuelo, se han estabilizado los cimientos, se ha inyectado cemento debajo de la pared, que tenía un desplome de nueve centímetros y dado su ancho era muy peligroso. Patrimonio, junto con la Comisión Nacional de Monumentos y con Instraestructura hicimos un trabajo que duró dos años y que a la gente le molestó mucho pero que era conveniente para dar seguridad”, explica.
Rotura de veredas
“Lo que afecta a todos los edificios, especialmente a los antiguos son las permanentes perforaciones que se hacen en las veredas. Se termina de abrir para poner cables de electricidad y no se apisona y ya abren de nuevo para solucionar temas de agua. Son veredas de 1,20 metro en el casco histórico, están muy cerca de las paredes y eso va debilitando el apoyo de las paredes”, advierte.
Una sobreviviente contó que unos “cables sueltos le salvaron la vida”
Aguirre afirma que “los edificios que están en el listado de valor patrimonial y pertenecen al casco histórico están monitoreados. En el caso de los que están más alejados dependemos de las comunas y municipios, que son las que nos traen la información a la comisión y nos presentan sus propuestas. Nosotros los ayudamos a que consigan los fondos y los asesoramos. Los edificios que tienen uso público están amparados por la institución que pone los fondos para el proyecto una vez que es aprobado por la comisión de Patrimonio Cultural”.