Francia 1998 parecía ser el año de la consagración de Ronaldo. Pero justo en la previa al partido decisivo contra la selección local, “El Fenómeno” sufrió una supuesta crisis epiléptica y casi que jugó “obligado” la final. Para colmo, meses más tarde se le cayó el mundo encima: la rodilla se le rompió dos veces y un mes antes de Corea-Japón lloró casi como un niño cuando Inter perdió el “scudetto” de una forma dramática.
A esa altura parecía acabado. Sin fuerzas para levantar vuelo, la preocupación en Brasil pasaba por cómo recuperar a un jugador fundamental en la estructura del equipo. Pero en la cita mundialista el panorama dio un vuelco de 180 grados.
Luiz Felipe Scolari, DT del “scratch”, decidió relegar a Romario y depositar toda su confianza en un crack que venía de capa caída. Ronaldo sólo había jugado diez partidos con Inter durante la liga italiana debido a la lesión en la rodilla. Pero lo mejor estaba por venir.
El “9” le devolvió con creces a su entrenador tanta confianza durante la Copa. Anotó ocho goles en los siete partidos que disputó la “canarinha” durante el Mundial. Sólo no pudo marcar en el juego de cuartos de final, ante Inglaterra.
Pero claro, apareció en el momento decisivo. En la final ante Alemania se despachó con dos para entregarle a su país la quinta estrella mundialista.
Desde los 10 tantos de Gerd Müller, en México 1970, nadie había anotado tantos goles en una Copa. Hasta que apareció Ronaldo, demostrando que su talento seguía intacto, pese a un presente que no era el esperado.
Con ese gran Mundial como antecedente, llegó a Real Madrid y consquistó el Balón de Oro y el FIFA World Player. Sí, fue la resurrección del “Fenómeno”.
Nueva marca de un gol más rápido
Hakan Sukur, emblema y capitán de Turquía, estableció un nuevo récord al marcar el gol más rápido en la historia de los Mundiales. A los once segundos del duelo contra Corea del Sur, en el partido por el tercer puesto, el turco anotó su nombre en el marcador y quedó en la historia.
El “Castrilli español”
Antonio Jesús López Nieto, ex árbitro español, entró en la historia de la Copa gracias a su ímpetu por repartir tarjetas. Durante el Mundial 2002 sacó 14 amarillas y dos rojas en el partido Alemania-Camerún. Todo un “sheriff”.
Se “metió” en el papel de “Il Duce”
“Si vuelven antes de lo previsto, los metemos en la cárcel”. Así despidió Silvio Berlusconi, primer ministro italiano, a sus jugadores antes de que partieran rumbo al Mundial. Sonó a tiempos en los que Benito Mussolini reinaba en Italia.