24 Mayo 2018
EN LA ZONA DEL BAJO. Facundo, de 12 años, recibió un disparo en la nuca. la gaceta / foto de franco vera
El asesinato de Facundo Ferreira, el nene de 12 años que murió en Tucumán por el disparo de un policía, fue citado como caso testigo en la sesión 78° del Comité de los Derechos del Niño de la ONU (CRC por sus siglas en inglés), durante la evaluación de la situación de la infancia y adolescencia en la Argentina
El organismo internacional realizó una larga enumeración de situaciones que ocurren en la Argentina a partir de la importante cantidad de testimonios de detenciones arbitrarias a niños por su aspecto.
Según detallaron, estas detenciones son acompañadas de malos tratos, torturas, amenazas, hostigamientos, simulacros de ejecuciones, armado de causas, intento de involucrar a menores en actividades delictivas y muertes por los denominados “gatillo fácil”.
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Los expertos independientes que integran el CRC indagaron también sobre cuestiones como la demora para designar al Defensor del Niño, la violencia institucional contra los adolescentes y la falta de una ley de responsabilidad penal juvenil.
Desde el Comité se definió la “doctrina Chocobar” como el uso de violencia letal como primer resorte, e interpeló al Estado a aclarar si es este el enfoque que le está dando al tema de la seguridad y si esa será la forma de relacionarse de las fuerzas con los niños y niñas, según detalló la asociación Andhes (Abogados y Abogadas del Noreste Argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales).
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En ese sentido, el asesinato de Facundo fue uno de los pilares en la consideración de la ONU a la hora de ejemplificar el uso excesivo de la fuerza letal contra un niño.
Lo que ocurrió con Facundo comenzó con una supuesta persecución en la zona de “El Bajo”, y terminó con la vida de Facundo, de 12 años. Según la versión oficial, los policías Nicolás González Montes de Oca y Mauro Gabriel Díaz Cáceres se cruzaron con seis personas que iban en tres motos y, al comenzar la persecución, abrieron fuego contra los uniformados. Por eso, según la versión oficial, los agentes respondieron el ataque, primero con balas de goma y luego con las pistolas reglamentarias 9 milímetros. Una de esas balas dio en la nuca de Facundo. La investigación determinó que el proyectil que lo mató salió del arma de Montes de Oca.
Los agentes sostuvieron desde el primer día que Facundo y el conductor de la moto les dispararon y que, por eso, devolvieron el ataque. Más allá del motivo de la persecución, el chico de 12 años murió al instante y la autopsia comprobó que tenía pólvora en sus manos. Pero el resultado de la pericia para hallar ADN del menor en el arma calibre 22 secuestrada en el lugar del hecho dio negativo: no había rastros de que Facundo la hubiera usado. Por ello la versión de la Policía y del Gobierno todavía no pudo ser comprobada.
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