Estados Unidos 1994: maldito doping

Estados Unidos 1994: maldito doping

Maradona dio positivo en el segundo partido y, sin su magia, Argentina se cayó a pedazos en un torneo que la tenía como favorita. “Me cortaron las piernas”, sentenció el “10”

EL ÚLTIMO GRITO. Maradona le marcó a Grecia su último gol en Mundiales. EL ÚLTIMO GRITO. Maradona le marcó a Grecia su último gol en Mundiales.

Si hay una imagen, una fotografía que pinta a la perfección el Mundial de Estados Unidos 1994 para cualquier argentino con algún conocimiento medio en la materia, es esa que recorrió el mundo entero y que cubrió las portadas de casi todos los periódicos del planeta.

Esa foto en la que una mujer rubia, algo “rellenita”, vestida completamente de blanco y que llevaba una cruz verde en el centro de su remera, llevaba de la mano a Diego Maradona, el 25 de junio de ese año, en el estadio Foxboro de Boston. Una imagen curiosa, porque rara vez se ve una escena similar en una cancha de fútbol, más allá de que los controles antidoping sean cosas de todos los partidos.

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Quizás cuando esa foto cobró vida propia, y mientras la escena se transmitía en directo para Argentina y el resto del mundo, luego de la victoria “albiceleste” 2 a 1 sobre Nigeria en el segundo juego del grupo, nadie imaginó que esa mujer estaba llevando al “matadero” al más grande de todos los tiempos.

Alrededor de esa simpática señorita se tejieron mil y una hipótesis en cada rincón de nuestra patria. En los días posteriores a ese instante y con la peor noticia confirmada, muchos la acusaron de que era una especie de “ángel malvado” enviado por FIFA para destruir los sueños del “10” y de una Selección prácticamente brillante que, de la mano de Alfio Basile, regaba de buen fútbol las canchas norteamericanas y pintaba como firme candidata a quedarse con el máximo trono de ese torneo.

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Pero Sue Carpenter (el verdadero nombre de la “enfermera” que truncó miles de sueños) casi que apareció y se desvaneció como por arte de magia, sin que nadie supiera siquiera su nombre.

Carpenter tenía 33 años en ese entonces y no era enfermera, sino que trabajaba en la organización de eventos, entre ellos algunos deportivos.

Durante esa Copa, FIFA la había designado como auxiliar del control antidoping en Boston y su aparición en el instante más fatídico en la carrera de Diego se dio casi por casualidad.

Estados Unidos 1994 fue un torneo en el que por una particular disposición de los organizadores, un policía y una auxiliar (esas chicas que parecían enfermeras, como Carpenter) acompañaban a los jugadores desde el campo hasta la sala de control antidopaje.

No fue una maniobra para “crucificar” a Maradona como pretendieron instalar cultores de mitos populares. Eso es un error grande como nuestra tierra.

Lo cierto es que Carpenter apareció en escena cuando al juego contra los nigerianos le quedaban algunos minutos.

Maradona había sido determinante para que Argentina pudiera dar vuelta un partido que pintaba complicadísimo, que había comenzado cuesta arriba y que la magia del “10” y los goles de Claudio Caniggia habían enderezado.

Mientras los jugadores argentinos festejaban su segunda victoria en fila en el torneo, Carpenter se acercó a Maradona y le avisó que había salido sorteado para el control. De muy buen humor, el “astro” sonrió, la tomó de la mano, le dio un beso y comenzaron a caminar hacia la boca del túnel. Pasaron por donde estaba su esposa Claudia Villafañe, sus hijas Dalma y Giannina; y Maradona sonrió nuevamente. Estaba feliz, no esperaba el peor desenlace.

Ese que saltó a la luz en el atardecer del 28 de junio, cuando a Maradona le dieron la peor noticia: habían encontrado en su orina dos sustancias prohibidas: efedrina y seudoefedrina.

Tras ello hubo mil y una maniobra para intentar “salvar” al crack, pero no hubo caso. El “10” fue excluido del Mundial, lanzó la famosa frase “me cortaron las piernas” y vio como una Argentina bárbara se caía a pedazos a sus espaldas. La mayoría de los argentinos le atribuyeron la “desgracia” a Sue Carpenter, la inocente que ese día se vistió de villana para siempre.

Primera final sin goles

El juego decisivo entre Brasil e Italia, disputado en el “Rose Bowl”, de Los Ángeles, fue la primera final que se definió por penales. El 0-0 no se modificó ni en los 90 reglamentarios, ni en la prórroga. Los brasileños vencieron 3-2 por penales y levantaron su cuarta Copa.

Perro delantero

La mascota de Estados Unidos ‘94 fue un simpático perro vestido de jugador de fútbol. “Striker” era su nombre y se ganó el cariño de todos.

Recordado festejo

Bebeto marcó un tanto contra Holanda, por los cuartos de final y lo celebró junto a Romario y Macinho como si acunara un bebé. Fue en honor a su hijo que acababa de nacer y que aún no conocía.

¡Qué calor!

Las altas temperaturas fueron una constante durante toda la competencia, pero el 27 de junio en Dallas, fue el colmo. El duelo entre Alemania y Corea del Sur se jugó con el termómetro a punto de estallar. Fueron 46 grados, que casi dejaron sin aliento a los futbolistas.

El origen de su miedo

Al holandés Dennis Bergkamp nunca le gustaron los aviones. Antes de partir a Norteamérica, el vuelo de la selección “naranja” estuvo demorado por una amenaza de bomba. Para colmo, ya en el aire, la nave entró en una bolsa de aire que provocó su caída libre durante varios segundos. Tras el Mundial, el delantero regresó a su país y fichó para el Arsenal inglés. En el contrato estableció una cláusula que impedía viajar en avión.

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