En el mundo del fútbol, la calidad a veces no resulta suficiente. En esas ocasiones, que por lo general se presentan a las puertas de un logro importante, se precisa de un plus, que tiene sus cimientos en el famoso “aguante”. Los hinchas “santos” pueden quedarse tranquilos porque dentro de un grupo que se juega la vida en cada partido, hay un representante de la hinchada, que disputa cada pelota con una carga emocional extra.
Salir a cualquier cancha defendiendo la camiseta “santa” es algo que Maximiliano Martínez no puede definir con palabras. Basta con mirar los instantes posteriores al empate contra Villa Dálmine, que significó para San Martín la clasificación a semifinales del Reducido, para tomar real dimensión de lo que significó para el lateral ese juego.
“Maxi” corrió de aquí para allá, intentando abrazarse con todos y con cada uno de los hinchas. Lloró de alegría y hasta se trepó al alambrado para compartir su felicidad con sus fieles. “Fue un desahogo por todo lo que veníamos viviendo. Habíamos perdido la chance de lograr el ascenso directo y, de repente, nos encontramos complicados para lograr la clasificación”, dice el defensor en diálogo con LG Deportiva en la previa de otro duelo clave en la carrera por lograr el ascenso a la Superliga.
“Siendo hincha se sufre el doble”, jura mientras rememora cada instante que lo llevó a casi tatuarse la camiseta en el corazón. “A este tipo de partidos los viví muchas veces desde la tribuna de calle Bolívar, junto a mi viejo. Y ahora tener la chance de poder aportar mi granito de arena para coronar el sueño que tenemos todos los hinchas es una sensación que no se puede explicar”, agrega.
No puede creer lo que está viviendo. La situación casi que lo desborda emocionalmente, pero él sigue adelante y apuesta a que la historia tenga un final feliz. “Todo jugador sueña con lograr cosas importantes con el club del cual es hincha. Por eso viví el partido pasado con una carga extra. Millones de veces imaginé situaciones como esta y ahora que estoy viviéndola, no lo puedo creer”, afirma asegurando que en casa de los Martínez la efervescencia va en aumento. “Mi familia está más contenta que yo, así que imaginate... Dios quiera que podamos coronar todo este año de trabajo con lo que todos estamos esperando”.
Si bien no lo dice, la llegada a la máxima categoría sería la frutilla. del postre. “Sí, tocaría el cielo con las manos”, sentencia.
Pero para lograr esa meta, al “Santo” le quedan cuatro escalones y el lateral sabe que deben dejar la vida en cada pelota para poder concretarla. “Estamos muy ilusionados. Acá hay un grupo muy fuerte, que viene dando muestras de que quiere lo mejor para el club. Vamos a seguir de esa manera porque queremos lograr el objetivo”, afirma “Maxi” apuntando todo al duelo de esta noche contra Agropecuario. “Tenemos la idea de salir a ganar, es lo que hacemos siempre. Nunca salimos a especular porque no es nuestro estilo. Ojalá ellos nos salgan a buscar también, de esa manera así podremos hacer mejor nuestro juego”.
A Martínez lo come la ansiedad, aunque lucha a brazo partido por controlarla. “Me sale el hincha de adentro pero sé que tengo que ponerme en el papel de jugador y nada más. Eso sí, dejando la vida conseguiremos lo que buscamos”, remata el hincha que lleva la “3” en la espalda.