El país del déjà vu
Del país del déjà vu quisiera transcribir algunas frases que incluí en mi libro “Así no hay cuerpo que aguante”, publicado en 2005, cuando todavía tenía la inocente ilusión de no volverlas a escuchar más. “El fondo es, para la actual situación de nuestro país la salida más rápida y más económica, aparte de la más independiente”. Decía Adalbert Krieger Vasena el 19 de noviembre de 1971. También aseguraba el mismo funcionario en una entrevista de la revista “Primera Plana” en 1967: “La medida trascendental de fijar una nueva paridad del peso argentino igual a 350 pesos por dólar o su equivalente en otras monedas asegura, por su magnitud, que no habrá más devaluaciones.” En 1975 el entonces ministro de Economía Celestino Rodrigo, previo al lanzamiento de su célebre “Rodrigazo”, decía: “Mañana me matan o mañana empezamos a hacer las cosas bien”. David Rockefeller opinaba sobre el ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, en la revista Gente en 1978: “Siento gran respeto y admiración por Martínez de Hoz. Esto proviene no sólo de una larga amistad entre nosotros, a pesar de las distancias geográficas que nos separan, sino de la creatividad y rigor de su desempeño en el campo económico. Es muy obvio para mí, como para todo el segmento bancario y económico internacional, que las medidas de su programa han sido muy, pero muy exitosas para resucitar la economía de la Argentina. Es más: sus esfuerzos han sido altamente beneficiosos para restaurar un sentido de solidez económica que hace mucho no se veía en su país”. Años después, durante los primeros años de democracia, el ministro de Economía de Raúl Alfonsín, Bernardo Grinspun, le decía a Joaquín Ferran, representante del FMI: “Si querés que me baje los pantalones, me los bajo”, reto que no quedó sólo en palabras, ya que el ministro le dio la espalda y literalmente se los bajó. En junio de 1989 Guido Di Tella prometía: “El tipo de cambio será recontra alto. (…)Se aplicará un fuerte reajuste en las tarifas y se cumplirá cabalmente con la promesa del salariazo.” El 28 de agosto de 1990 el ministro privatizador de Carlos Menem, Roberto Dromi, decía ante diputados peronistas y radicales: “La Argentina es un país arrodillado avergonzadamente”. Cuando asumió por 17 días, en el tristemente recordado año 2001, Ricardo López Murphy, el director del departamento Occidental del FMI, Claudio Loser, emitió el siguiente comunicado: “El FMI ha recibido con beneplácito los anuncios realizados ayer por el ministro de Economía, Ricardo López Murphy, de un paquete de medidas respondiendo a los desafíos económicos que enfrenta la Argentina”. A su vez el Wall Street Journal opinaba el 23 de agosto de 2001 tras un nuevo crédito de 8.000 millones de dólares: “Para el FMI, la Argentina no necesita crecimiento; sólo necesita aprender cómo ser pobre pero disciplinada”. Disculpen por este modesto ejercicio de memoria. En su momento estas cosas me motivaron a escribir un libro que aún muchos recuerdan: “El pelotudo argentino”.
Mario Kostzer
El esquema Ponzi
El tristemente célebre estafador Carlo Ponzi ideó el siglo pasado un esquema que se basa en la promesa de pagar intereses siderales (50% en su caso) a incautos que “invierten” sus ahorros en acciones falsas o figuritas del estafador, quien paga religiosamente los intereses (con inversiones futuras) mientras invierte el capital en yates, mansiones, y otros efectos personales. Por supuesto, el esquema Ponzi siempre fracasa porque depende de la incorporación de un número creciente de afiliados y de que los inversores no decidan retirar repentinamente el inexistente capital . No es mi intención establecer aquí un paralelo con la familiar bicicleta LEBAC, pero si hago notar que con su amplia experiencia en finanzas fuera del país Sturzenneger, Lopetegui, Quintana, Peña y Caputo pueden atestiguar que los sistemas de inversión “Ponzi” están penados por la ley en todo el mundo civilizado. Los autoproclamados “defensores de la República” (que hablan a los medios pero se ausentan del Congreso) tendrían que tomar nota de este caveat: todo aquel que se ha involucrado en cualquier esquema Ponzi eventualmente termina preso.
Leonardo Peusner
Sinfónica de dibujos animados
Merecen mi felicitación por la sinfónica de dibujos animados que presenta la UNT en el teatro Alberdi, es el espíritu de la música vista en colores animados, es el más hermoso elemento que nos introduce en el conocimiento de la música, en asociar cada nota con un color y un movimiento, es el arte de hacerles interesar a los niños por las grandes obras musicales de todos los tiempos, para que en el futuro cuando escuchen las notas, automáticamente las asocien al color y al movimiento que les muestran en esa sinfonía musical de dibujos animados, pero, porque siempre hay un pero, pareciera que la producción de la obra nunca vio dibujos animados, y por lo apreciado en la misma, tampoco se asesoró sobre los mensajes que captan los chicos en los vídeos y la televisión, porque la mitad de la obra no tiene correlación ni sincroniza con los colores y los movimientos que se muestran en la pantalla, provocando que el chico se fastidie y el adulto acompañante se ocupe de atenderlo, perdiéndose el objetivo de la obra. La Sinfónica como siempre, espectacular.
Roberto Nicolás Córdoba (h)
Innegociable esperanza
Una vez más, como en tantos otros momentos de la historia, nos encontramos en una encrucijada gubernamental y mediática que nos expone a perder esperanzas y credibilidad, a sumirnos en una paranoia social en la que no sabemos para dónde ir y tampoco sabemos hacia dónde nos están queriendo llevar. Esto no es novedoso ni distinto a lo que vivimos en otros períodos de la historia; conocemos de sobra este sentimiento de inestabilidad, de fraude, de no querer mirar hacia el horizonte porque sentimos, como creían los antiguos, que más allá del horizonte está el vacío. Pasan los años, pasan los signos políticos, y lo que permanece es esta idéntica imagen de catástrofe desde la cual vemos peligrar, sobre todo, el destino de los más jóvenes porque sentimos que una vez más, la precariedad y la inestabilidad vuelven a instalarse en los espacios sociales y laborales. Las luchas cumplen ciclos y vuelven a empezar, más allá de cualquier bandera partidaria. Los griegos refieren la imagen de Sísifo quien, condenado a trasladar todos los días una piedra hasta la cima de una colina, ya al atardecer, debía contemplar cómo la piedra volvía a caerse. Una vez y otra vez hasta que, por fin, al ver caer la piedra comenzó a reírse. Como Sísifo, recuperemos el profundo valor de la alegría porque un pueblo triste y sin esperanzas es muy fácil de someter. Hermosas las palabras del papa Francisco a los jóvenes de la Villa 31, pidiéndoles que no se dejen arrebatar la esperanza: “Ustedes, que nacieron ahora, no se olviden que el mundo no empezó con ustedes, que la Patria no empezó con ustedes”. La piedra de Sísifo vuelve a caer y el pueblo debe estar unido con la fuerza ética que nos dejaron los que lucharon por nosotros y que estamos obligados a transmigrar a las nuevas generaciones. La esperanza no se negocia cuando se trata de la patria.
Graciela Jatib
Tinglado derribado
LA GACETA informó que el 15/11/17 las ráfagas derribaron un tinglado en la Ciudad de Famaillá, que había sido inaugurado hace cinco meses. Para conocer las condiciones inseguras, que facilitaron el colapso de la estructura, se debe realizar una investigación a cargo de profesionales especializados. A través de esta se podrá saber si hubo errores de ingeniería tanto en las etapas de diseño, cálculos o construcción. Las normas y procedimientos para dimensionar este tipo de estructura indican que se debe tener en cuenta las cargas permanentes, accidentales y del viento, y, además, seguir rigurosamente los métodos ingenieriles y del buen arte. Para materializar el proyecto se usaron fondo públicos (de los contribuyentes) y, por lo tanto, los ciudadanos tenemos derecho a saber lo que realmente sucedió. Por ello, mediante el expediente 6051/220 - S-17 solicité a la Secretaría de Coordinación de Municipios y Comunas Rurales que gestionara ante el organismo que corresponda la realización de una auditoría o pericia técnica para que se determine las causas del colapso estructural del tinglado. En un sistema democrático republicano es fundamental la transparencia en la gestión y el uso que el Estado hace de los fondos que se le encomienda. Una obra pública como la mencionada, si no es proyectada, calculada y construida correctamente, pone en riesgo la vida de las personas que la utilizan y se dilapidan recursos. El expediente mencionado se encuentra en la Municipalidad de Famaillá desde el 24/11/17 sin que haya recibido respuesta alguna. Lo más grave es que los órganos de control del Estado tucumano brillan por su ausencia. ¿Por qué será?
Juan Francisco Segura
Pasaje Baaclini 675, San Miguel de Tucumán
Infracciones
La autoridad municipal debiera hacer cumplir sus ordenanzas por el único camino efectivo, que son las fuertes multas. Las ordenanzas tienen como objetivo asegurar la higiene, la salubridad y el buen orden de la capital. Pero brilla por su ausencia “ la fuerza”, entendida como la actitud de compeler al vecindario a que cumpla realmente con esas disposiciones, en toda circunstancia. Cualquiera puede comprobar esta afirmación. Cada frentista está obligado a tener su vereda en buen estado y sin embargo ellas permanecen destrozadas, en su inmensa mayoría. El automovilista no puede estacionar en doble fila y sin embargo lo hace, no sólo en casos de emergencia: en la zona de plaza Urquiza, coloca así su vehículo y se instala tranquilamente a tomar café en un bar. El conductor tiene obligación de dar prioridad al peatón en el giro y no lo hace: más bien acelera, para impedir que cruce. Está prohibido el ingreso de motocicletas a las peatonales; sin embargo, no solamente ingresan sino que allí estacionan tranquilamente. Además, poco a poco, los vendedores ambulantes empiezan a invadir nuevamente esa área, de la que fueron desalojados. Son sólo unos pocos ejemplos, pero ilustran acabadamente sobre la olímpica indiferencia que el habitante de San Miguel de Tucumán exhibe respecto de ordenanzas vigentes y de sobra conocida por todos. Evidentemente, el problema es que el poder municipal no ejerce “la fuerza” del poder que es hacer observar rigurosamente las disposiciones que dicta. Es decir que el infractor debe ser sancionado con multas -efectivamente cobradas- suficientemente altas como para que, en adelante, se preocupe por acatar las normas. La impunidad de las infracciones es por demás visible en la actualidad y, lo que es menos grave, va arraigando en la mentalidad del público, hasta formar eso que se ha llamado tanta veces “la cultura de la infracción”.
Jacinto Barrionuevo